En medio de la creciente ola de robos que azota a toda Cuba, un hecho insólito pero alentador tuvo lugar este viernes en Holguín, donde un presunto ladrón de motorinas fue sorprendido “con las manos en la masa” por vecinos de la zona.
El incidente ocurrió en la Calle Colón, entre 1ra y 3ra, cuando varios residentes advirtieron a un hombre que, con total descaro, manipulaba una motorina estacionada frente a una vivienda.
Según testigos, el sujeto actuaba con rapidez, como si conociera perfectamente el mecanismo del vehículo, lo que hace sospechar que no era la primera vez que intentaba algo similar.
En cuestión de minutos, y antes de que pudiera huir, varios vecinos se coordinaron para interceptarlo.
“Salimos corriendo, lo agarramos y no lo dejamos ir hasta que llegó la policía”, relató un testigo que prefirió no dar su nombre por seguridad.
El presunto ladrón fue reducido y entregado a las autoridades sin que se registraran incidentes mayores.
Este hecho ha despertado un debate en la comunidad sobre el alarmante incremento de los robos en la isla.
En los últimos meses, los hurtos de motorinas —vehículos que se han convertido en el principal medio de transporte para muchos cubanos ante la escasez de combustible y el deterioro del transporte público se han disparado.
En redes sociales abundan las denuncias de casos similares, en los que, lamentablemente, pocas veces los culpables son atrapados.
“Todos los días se roban algo, y no siempre la policía actúa a tiempo.
Esta vez fue la gente quien resolvió”, dijo otra residente. Su comentario refleja un sentir generalizado: la desconfianza hacia un sistema que, para muchos, no está dando respuestas efectivas frente al delito.
El suceso de la Calle Colón demuestra que, cuando la comunidad se une, puede marcar la diferencia.
Sin embargo, también revela una triste realidad: la necesidad de que sean los propios vecinos quienes pongan el pecho ante la delincuencia, asumiendo riesgos que deberían ser responsabilidad exclusiva de las autoridades.
En un país donde la crisis económica y social parece no dar tregua, episodios como este son apenas una pequeña victoria en medio de una batalla diaria contra la inseguridad.
Hoy, al menos, la historia tuvo un final distinto: el ladrón no se salió con la suya.
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