El presidente electo Donald Trump retomará la detención de familias migrantes a partir del 20 de enero, según confirmó Tom Homan, designado como el “zar de la frontera” del próximo gobierno. Esta política, implementada durante la primera administración de Trump y suspendida en 2021 bajo Joe Biden, se llevará a cabo en instalaciones temporales similares a las carpas utilizadas en crisis migratorias anteriores.
Homan explicó que los centros recibirán a adultos acompañados de menores, independientemente de si estos últimos son ciudadanos estadounidenses por nacimiento. Según declaró en una entrevista con The Washington Post, “usted sabía que estaba en el país de manera ilegal y decidió tener un hijo. Así que fue usted quien puso a su familia en esa posición”.
La medida permitirá a las familias elegir entre ser deportadas juntas a sus países de origen o dejar a los menores en EE.UU. Esta estrategia busca, según Homan, enviar un mensaje claro a quienes intenten cruzar la frontera de forma irregular y eliminar la política de "captura y liberación", donde los migrantes son liberados mientras esperan audiencias judiciales.
El uso de estos centros de detención familiar está siendo evaluado, y Homan adelantó que será necesario ampliar las instalaciones dependiendo del flujo migratorio. Además, la administración planea asignar jueces de inmigración a estos centros para acelerar los procesos de deportación.
Durante el gobierno de Barack Obama, estas instalaciones tenían capacidad para 3,000 personas. Sin embargo, la política fue duramente criticada, especialmente en 2018, cuando la administración Trump implementó la polémica "tolerancia cero", que separaba a niños de sus padres, desatando protestas bipartidistas.
Homan, quien dirigió el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante el primer mandato de Trump, fue una figura clave en aquella política y ahora liderará el esfuerzo por cumplir la promesa de campaña de deportar a millones de migrantes indocumentados.
Aunque Homan aseguró que no se prevén separaciones masivas de niños en esta ocasión, el anuncio ha generado preocupación entre defensores de derechos humanos y migrantes, quienes advierten sobre las posibles consecuencias humanitarias de revivir estas prácticas.
La decisión marca un giro en las políticas migratorias del país, reintroduciendo una estrategia que busca disuadir la migración irregular pero que ha sido objeto de críticas por su impacto en las familias migrantes. Con la llegada de Trump al poder, el debate sobre la inmigración y la seguridad fronteriza vuelve al centro de la discusión nacional.