El deterioro de los servicios funerarios en Cuba sigue alcanzando niveles alarmantes, evidenciado por un reciente caso en Alquízar, provincia de Artemisa. Según denuncias en el grupo de Facebook "Revolico Alquízar", el cadáver de una señora identificada como Martica permaneció cinco horas en su vivienda tras fallecer, a la espera de un transporte que la trasladara a la funeraria.
El denunciante, Liuver Mederos, relató que Martica murió alrededor de las 7:00 a.m., pero no fue llevada a la funeraria hasta el mediodía por la falta de carros fúnebres disponibles en la localidad. Además, agregó que los familiares de la fallecida tuvieron que buscar polvo y cemento para sellar la tumba en el cementerio, una muestra más de la crisis que afecta incluso los servicios más básicos.
Este caso no es aislado. En toda Cuba, la escasez de combustible y recursos ha llevado a situaciones similares, donde no solo los fallecidos deben esperar horas o incluso días para recibir un entierro digno, sino que también los vivos enfrentan graves dificultades para acceder a servicios esenciales. La falta de transporte sanitario ha puesto en peligro la vida de numerosos pacientes, quienes no pueden ser llevados a tiempo a los hospitales.
Sin embargo, esta falta de recursos contrasta drásticamente con el despliegue masivo de ómnibus Yutong que el Gobierno destina para movilizar a cientos de personas hacia actos propagandísticos como la llamada "Marcha del Pueblo Combatiente". Mientras no hay gasolina para trasladar enfermos ni para operar los carros fúnebres, parece haber combustible de sobra para actividades políticas que buscan mantener la fachada de apoyo popular al régimen.
La contradicción es evidente y genera indignación entre los cubanos, quienes enfrentan a diario la realidad de un país donde el abandono de los servicios públicos y la priorización de la propaganda política continúan profundizando la crisis humanitaria.
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