El sacerdote cubano Alberto Reyes, quien vivió la Navidad de la década de 1970 en medio de la persecución religiosa de la revolución cubana, considera que la Navidad de este 2024 podría ser la más difícil en la historia de Cuba. Nacido en Florida, Camagüey, Alberto fue un niño católico en un país donde Fidel Castro había abolido las festividades navideñas y perseguía abiertamente a los creyentes. Sin embargo, dentro de la iglesia, la Navidad seguía siendo un momento de esperanza.
Hoy, más de cinco décadas después, Alberto es sacerdote y ha permanecido en Cuba, convirtiéndose en una de las voces más críticas del régimen. Según él, el país atraviesa una de las peores crisis de su historia, marcada por apagones interminables, escasez de alimentos y medicinas, y una emigración masiva que refleja la desesperanza de millones.
Al referirse a la actual situación, Alberto afirma que este podría ser "la peor Navidad" desde 1959. “No solo por la precariedad y la miseria, sino por la incertidumbre de qué será del futuro del país y de nuestras familias", expresó, lamentando que la Navidad, tradicionalmente un tiempo de gozo, esté siendo vivida con angustia por un pueblo sin certezas sobre el mañana.
El sacerdote también se mostró crítico con las autoridades cubanas. “¿Cómo es posible que el gobierno, que dice defender al pueblo, lo esté llevando a la miseria sin hacer nada para cambiarlo?”, cuestionó, y aseguró que las autoridades viven bajo una constante amenaza de descontrol, vigilando a los disidentes por temor a un estallido social.
Respecto a los presos políticos, muchas veces olvidados durante las festividades, Alberto se dirigió a ellos con un mensaje de esperanza: “Gracias por alzar la voz. No se rindan, esto también pasará”, les dijo, alentándolos a no dejarse corromper por el odio y a seguir luchando por la libertad. Para él, el perdón y la esperanza son esenciales para la sanación y para seguir luchando por una Cuba diferente.
Alberto también destacó tres principios que considera clave para mantener la esperanza: la fe en Dios, la confianza en que no enfrentamos pruebas más allá de nuestras fuerzas, y la creencia de que todo sufrimiento tiene un propósito, aunque no siempre sea visible. "La fe es caminar en la noche con la certeza de que el amanecer llegará", afirmó, inspirándose en las palabras de Cristo en la cruz, que comienzan con desesperanza pero terminan con confianza.
A pesar de la oscuridad que marca la vida cotidiana en Cuba, Alberto Reyes mantiene la convicción de que el futuro de la isla puede ser distinto, si el pueblo sigue luchando por su libertad y no pierde la esperanza de un cambio verdadero.