Donald Trump ha intensificado su esfuerzo por posicionarse como candidato al Premio Nobel de la Paz, promocionando su papel en la mediación de conflictos internacionales y destacando sus logros en acuerdos de alto nivel entre naciones. La Casa Blanca, junto a sus asesores, busca consolidar la imagen de Trump como un “pacificador” global, en un giro respecto a la aparente indiferencia que mostró hacia el galardón durante su primer mandato.
Durante su primera presidencia, el entonces asesor de seguridad nacional Robert O’Brien recordó que un asistente señaló que Barack Obama había recibido el Nobel “por nada”, lo que llevó a Trump a una actitud de indiferencia. Ahora, de regreso en la presidencia, la campaña por el Nobel es activa y constante. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, ha señalado que Trump ha promovido la firma de un acuerdo de paz o alto el fuego en promedio cada mes de su segundo mandato, resaltando que ya era hora de que recibiera el premio.
Entre los logros que la Casa Blanca promociona se encuentran sus esfuerzos para mediar en conflictos entre Israel e Irán, Armenia y Azerbaiyán, Camboya y Tailandia, y Ruanda y la República Democrática del Congo. Además, Trump ha buscado facilitar la paz entre India y Pakistán, usando incentivos comerciales para frenar tensiones, aunque funcionarios indios han minimizado el impacto de su intervención.
La próxima gran oportunidad diplomática será la reunión de Trump con Vladimir Putin en Alaska, con el objetivo de promover una tregua en la guerra de Ucrania, conflicto que ha dejado cerca de 1,5 millones de bajas entre ambos bandos. Si logra avances significativos, esto representaría un triunfo diplomático que escapó a Barack Obama y Joe Biden.
Trump ha hecho del Nobel un tema recurrente en ruedas de prensa y redes sociales, mencionándolo siete veces desde el inicio de su segundo mandato. Sin embargo, reconoce que aunque se siente merecedor del premio, no necesariamente espera recibirlo: “El premio lo otorgará alguien que escriba sobre cómo piensa Donald Trump, y no el propio Donald Trump”, ha declarado un funcionario de la Casa Blanca.
El presidente ha buscado apoyo indirecto de líderes internacionales. En abril, durante una visita de Jonas Gahr Støre, primer ministro de Noruega, Trump mencionó el Nobel, aunque el líder noruego respondió que el comité trabaja bajo sus propios términos y no hizo comentarios sobre posibles candidaturas. Asimismo, en encuentros recientes con Armenia y Azerbaiyán, ambos líderes expresaron su respaldo simbólico a la aspiración de Trump.
Históricamente, el Nobel de la Paz ha sido otorgado por el comité noruego a personas que fomentan la fraternidad entre las naciones, según lo estipulado por Alfred Nobel. Sin embargo, expertos señalan que las campañas públicas y la presión política tienen poco efecto en el proceso, que se mantiene independiente y confidencial. Entre los favoritos actuales para el premio se encuentran instituciones de derechos humanos y líderes internacionales, sin mención explícita de Trump.
Pese a ello, la Casa Blanca sigue proyectando a Trump como un negociador internacional clave, destacando su papel en mediaciones históricas y su esfuerzo por reducir tensiones globales. En este contexto, el presidente continúa construyendo su narrativa como un líder capaz de resolver conflictos complejos, un papel que podría consolidar su legado en la política exterior estadounidense si logra resultados concretos antes del anuncio del comité Nobel.
Fuente: NBC News
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