El gobierno cubano volvió a responsabilizar al embargo de Estados Unidos por la profunda crisis energética que enfrenta la isla, marcada por cortes eléctricos casi diarios que en algunos casos superan las 20 horas de duración.
En una conferencia de prensa este 17 de septiembre, el canciller Bruno Rodríguez afirmó que las restricciones económicas impuestas por Washington impiden a La Habana acceder a los recursos necesarios para reparar y modernizar su deteriorada red eléctrica.
“Entre marzo de 2024 y febrero de 2025, el bloqueo ha provocado daños estimados en 7,556 millones de dólares, afectando todas las áreas de la economía y la vida social del país”, declaró Rodríguez. Según el funcionario, esta cifra representa un aumento del 50 % respecto al periodo anterior, cuando las pérdidas fueron calculadas en 5,000 millones.
El sistema eléctrico cubano depende principalmente de ocho termoeléctricas obsoletas y de grupos electrógenos que requieren grandes cantidades de combustible, un recurso cada vez más escaso. La red de distribución también muestra un fuerte desgaste tras décadas sin inversiones significativas.
Pese a los esfuerzos por diversificar con fuentes renovables —como los 30 parques solares construidos con apoyo de China—, la generación eléctrica continúa siendo insuficiente. Desde octubre de 2024, el país ha sufrido al menos cinco apagones totales y en agosto pasado el promedio diario de afectaciones alcanzó las 15 horas.
Rodríguez también vinculó la crisis con lo que calificó como la “agenda personal y violenta” del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a quien acusó de impulsar en Washington medidas más duras para provocar un cambio de régimen en Cuba.
Las declaraciones del canciller se producen en un contexto de creciente fricción entre La Habana y Washington, tras el regreso de Donald Trump a la presidencia en enero de 2025. El mandatario republicano revirtió varios acercamientos diplomáticos de años previos, recrudeció el embargo económico y volvió a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
El gobierno cubano insiste en que estas medidas no solo frenan el acceso a financiamiento y tecnología, sino que también obstaculizan la compra de piezas de repuesto y combustibles en mercados internacionales.
Mientras tanto, la población de 9,7 millones de cubanos sufre las consecuencias de la crisis. Las largas jornadas sin electricidad afectan la vida cotidiana, el abastecimiento de agua, la producción de alimentos y el funcionamiento de hospitales y centros de trabajo.
Diversos reportes independientes señalan que los apagones han generado un clima de creciente inconformidad social, con protestas esporádicas en varias provincias. Sin embargo, el gobierno sostiene que la causa principal es el embargo estadounidense y no el manejo interno del sistema eléctrico.
Fuente: AFP
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