Las redadas migratorias realizadas a lo largo y ancho de Estados Unidos en los últimos días han generado un clima de tensión, angustia y miedo entre las comunidades de inmigrantes. En grandes urbes como Nueva York, Los Ángeles y Portland, los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) dejaron imágenes de caos y denuncias por uso excesivo de la fuerza.
En Nueva York, los agentes federales se concentraron especialmente en zonas donde trabajan vendedores ambulantes, muchos de ellos migrantes latinoamericanos. Testigos relataron escenas de pánico cuando los oficiales irrumpieron en calles comerciales y mercados, deteniendo a varias personas sin previo aviso.
“Solo vendía frutas para mantener a mis hijos y llegaron como si fuéramos criminales”, contó una vendedora dominicana en el Bronx.
Mientras tanto, en Los Ángeles, un operativo terminó en tragedia. Un enfrentamiento armado dejó heridos a un hombre y a una agente federal, según confirmaron las autoridades locales. Aunque no se han ofrecido detalles sobre la identidad del sospechoso, testigos aseguran que el tiroteo ocurrió cuando los agentes intentaban ingresar a una vivienda en el barrio de Boyle Heights, donde reside una numerosa comunidad mexicana.
En Portland, Oregón, la indignación creció tras conocerse que un hombre ciego fue arrestado durante una redada. Vecinos grabaron el momento en que el ciudadano, visiblemente desorientado, era esposado mientras pedía ayuda. Las imágenes, difundidas en redes sociales, provocaron una ola de críticas hacia las autoridades migratorias y exigencias de una investigación inmediata.
Diversas organizaciones proinmigrantes, como la ACLU y United We Dream, calificaron los operativos como “una cacería humana inaceptable” y denunciaron que muchas detenciones violan los derechos constitucionales de las personas, incluso de aquellas que cuentan con procesos de asilo en curso.
El gobierno federal defiende las redadas alegando que se trata de “acciones dirigidas a individuos con antecedentes criminales”. Sin embargo, defensores de derechos humanos advierten que la mayoría de los detenidos son trabajadores sin antecedentes, cuyo único “delito” es buscar una vida mejor.
La tensión aumenta en todo el país y miles de familias temen nuevas redadas en los próximos días. Las comunidades migrantes, entre el miedo y la incertidumbre, siguen exigiendo respeto, justicia y humanidad.
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