El régimen cubano anunció la designación de Jesús Otamendiz Campos como nuevo ministro de Trabajo y Seguridad Social, en sustitución de Marta Elena Feitó Cabrera, quien se vio obligada a renunciar tras el amplio rechazo público que generaron sus declaraciones sobre la pobreza en la isla. Feitó, recordada por afirmar que en Cuba no existían indigentes y que quienes pedían limosna eran solo “aparentemente mendigos”, quedó marcada como símbolo del divorcio entre el discurso oficial y la dura realidad social que enfrenta la población.
La salida de Feitó se produce en medio de una creciente indignación popular por el deterioro de las condiciones de vida, los altos niveles de inflación, la escasez de alimentos y el aumento visible de la mendicidad en las calles. Sus palabras, que pretendían negar una evidencia cotidiana para millones de cubanos, desataron una oleada de críticas en redes sociales y entre sectores independientes de la sociedad civil, que consideraron la postura del ministerio como una ofensa a los más vulnerables.
En su lugar, el Consejo de Estado, a propuesta de Miguel Díaz-Canel y con aprobación del Buró Político del Partido Comunista, promovió a Jesús Otamendiz Campos, hasta ahora vicegobernador provincial de La Habana. Otamendiz, de 50 años, es licenciado en Derecho y doctor en Ciencias Pedagógicas. Su carrera política ha estado estrechamente vinculada a las estructuras de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y a la administración pública.
El nuevo ministro inició su trayectoria como instructor de la UJC en el municipio Cerro y ascendió a diferentes cargos en la organización juvenil hasta llegar a primer secretario en ese territorio. En 2005 pasó a dirigir el Departamento de Organización del Comité Provincial de la UJC en La Habana y, tres años más tarde, asumió la jefatura del Programa de Trabajadores Sociales de la capital. Posteriormente, dentro del propio Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, ocupó funciones como director de Formación y Desarrollo, director de Empleo y viceministro. En 2021 fue promovido a viceministro primero y, en 2023, a vicegobernador de La Habana.
Aunque los medios oficiales destacan su “capacidad y liderazgo”, la llegada de Otamendiz ocurre en un contexto especialmente complejo. El ministerio que ahora dirige enfrenta enormes retos: el colapso del poder adquisitivo de los salarios, el crecimiento del trabajo informal y el éxodo masivo de profesionales en busca de mejores oportunidades fuera de Cuba.
La renuncia de Marta Elena Feitó, forzada por la presión pública, no es solo un episodio aislado, sino un reflejo del descrédito que arrastra el discurso oficial cuando intenta maquillar la crisis social. La designación de Otamendiz busca dar continuidad a la línea del gobierno, aunque la realidad demuestra que los problemas del país no se resolverán con cambios de nombres, sino con transformaciones profundas que el régimen sigue evitando.
Con este relevo ministerial, el castrismo pretende dar la impresión de renovación, pero para los cubanos de a pie lo fundamental sigue sin respuesta: ¿qué hará el nuevo ministro para enfrentar la pobreza creciente que su antecesora se atrevió a negar?
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