El médico cubano-español Lucio Enríquez Nodarse ha encendido las redes con una respuesta que muchos cubanos esperaban escuchar. Tras ser tildado de “ingrato” por el régimen, el doctor estalló con una frase que ya se ha vuelto símbolo de dignidad:
"No muerdo la mano que me dio de comer, muerdo la que me robó la comida, la libertad y la voz.”
Enríquez Nodarse no ataca a la medicina cubana ni a sus profesores, a quienes llama “mártires silenciosos del sistema”, sino al poder que convirtió la vocación médica en una maquinaria de control, censura y explotación.
“El Estado cubano no exporta solidaridad, exporta esclavos con batas blancas”, denunció.
Su publicación desmonta el discurso oficial de gratitud forzada y pone el dedo en la llaga: los médicos que emigran no traicionan a Cuba, la defienden desde la verdad.
“Sí, me formé en Cuba —dice— y por eso sé lo que hay detrás del decorado: hospitales sin agua, sin antibióticos y sin esperanza.”
En cuestión de horas, sus palabras se hicieron virales. Miles de médicos, dentro y fuera de la Isla, se identificaron con su mensaje, porque cuando un médico dice la verdad, no escupe el plato: limpia el espejo donde el régimen no quiere verse.
Otros han manifestado: "Por fin alguien dice lo que todos pensamos en silencio. Gracias, doctor, por su valentía.”, “No es traición hablar, es un acto de dignidad. El régimen debería reflexionar,”
“Lo triste es que muchos médicos aún están atrapados ahí, trabajando sin libertad ni derechos”,
“Cada palabra de este doctor es un espejo de lo que vivimos en hospitales y misiones”,
“Esto duele y al mismo tiempo da esperanza. Que se sepa la verdad”, “El MINSAP debería agradecer que sus médicos hablen y no callen la verdad"
Y así, muchísimos más se hacen eco de las palabras del doctor Lucio Enrique Nodarse, referente de lo que fue y es un médico cubano.
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