En las últimas semanas, los medios de comunicación independientes en Cuba han denunciado un alarmante aumento en los intentos de censura y hostigamiento digital por parte de estructuras vinculadas al Estado. Este ataque no solo busca controlar la narrativa oficial, sino también desacreditar cualquier información que no encaje en la versión del gobierno.
Las estrategias de censura digital son variadas y sofisticadas. Publicaciones críticas son etiquetadas como “noticias viejas” o “información manipulada” para restarles legitimidad, mientras que perfiles recién creados coordinan reportes masivos que limitan la visibilidad de las páginas periodísticas.
Aunque plataformas como Facebook logran restablecer algunos contenidos, los retrasos afectan el alcance y la credibilidad de la información, provocando confusión entre los ciudadanos.
La desinformación oficial se evidencia también en la tardanza de los medios estatales para reportar hechos importantes. Un ejemplo reciente fue la muerte de un policía en Villa Clara, noticia que circuló primero en redes y medios alternativos mientras la televisión estatal demoró más de ocho horas en confirmarla.
Analistas consideran que estos retrasos no son casuales, sino parte de una estrategia de control para manipular la percepción pública.
En este contexto, la ciudadanía se ha convertido en una pieza clave del periodismo independiente. Vecinos y testigos documentan sucesos mediante fotos, videos y testimonios, permitiendo que los medios alternativos visibilicen la realidad cotidiana de la Isla. A pesar de posibles limitaciones en la verificación inicial, estos medios corrigen y actualizan información cuando surgen datos más precisos, responsabilizando al sistema oficial por la falta de transparencia.
El gobierno cubano insiste en acusar a estos medios de recibir financiamiento externo, buscando estigmatizarlos y justificar la censura. La realidad es que algunos reciben apoyo internacional, pero otros funcionan de manera totalmente independiente, demostrando que el problema radica en el control del flujo informativo, no en la financiación.
La batalla por el derecho a informar en Cuba se ha intensificado. Los medios independientes han reforzado medidas de seguridad digital y protocolos de verificación, documentando cada intento de censura para elevarlos a instancias internacionales.
En un país marcado por apagones, escasez y crisis económica, el control de la información se ha convertido en un instrumento de poder, pero la digitalización y el compromiso ciudadano han demostrado que silenciar voces críticas solo genera mayor desconfianza y fortalece a la prensa independiente.
Fuente: LaTijera
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