El colmo del cinismo: Michel Torres Corona predica libertad en una Cuba sin luz ni pan. Mientras millones de cubanos sobreviven entre apagones interminables, colas por comida y una pobreza que asfixia, el vocero del programa oficialista "Con Filo", decidió escribir una oda a la “resistencia” y al “deber patriótico”.
Su publicación, en plena oscuridad del Día de la Cultura Cubana, demuestra hasta qué punto puede llegar el cinismo del poder y sus defensores.
En su mensaje, Torres Corona afirmó que “no hay luz eléctrica, mas luchamos por la cultura”, como si el hecho de no tener electricidad —uno de los mayores dramas diarios en la Isla— fuera una épica revolucionaria y no el símbolo del fracaso total de un sistema que no funciona.
Pero no se quedó ahí. Citó a Martí para justificar la resignación: “Es nuestro deber permanecer en esta nave, contra viento y marea... Cuba nos necesita y la necesitamos para ser cultos, para ser libres”. ¿Libres? ¿En un país donde expresar una opinión diferente puede llevarte a la cárcel? ¿Donde el miedo y la escasez gobiernan más que la esperanza?
Lo más ofensivo llegó cuando se burló de los exiliados, asegurando que “tendrán electricidad, pero no el martirio de Céspedes ni la sonrisa de Frank”. Según su lógica, el sufrimiento da gloria, y la miseria es una virtud patriótica. Los que se fueron buscando dignidad y futuro, según él, son los que “no entienden” la esencia de Cuba.
Con un tono paternalista y falso, incluso trató de romantizar la escasez: “Les faltará el azúcar prestada por el vecino, el café compartido, el agua de la sopa”. Como si el hambre fuera un gesto solidario y no una tragedia impuesta.
Torres Corona termina diciendo que “en Cuba no hay amo”. Pero todos sabemos que en la Isla hay un solo amo: el poder absoluto, el que castiga, censura y silencia a quien se atreve a disentir.
Sus palabras son un insulto para el pueblo que sufre en silencio, para los ancianos sin comida, los niños sin leche y los hospitales sin luz ni medicamentos. Mientras él escribe sus discursos desde el privilegio, millones de cubanos no tienen ni energía para encender un bombillo ni libertad para alzar la voz.
Sin corriente, sin pan, sin libertad… pero con propaganda. Ese es el verdadero retrato de Cuba hoy.
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