El empresario cubanoestadounidense Michael Fernández, conocido como Mike y magnate del sector de la salud, se ha convertido en una de las voces más visibles contra las políticas migratorias del presidente Donald Trump y de los legisladores republicanos de Miami que las respaldan. Su campaña mediática, que incluye anuncios espectaculares y declaraciones públicas, ha despertado apoyo, pero también fuertes amenazas.
Fernández, filántropo y veterano del Ejército de Estados Unidos, asegura que decidió lanzar la iniciativa Keep Them Honest (“Mantenlos honestos”) tras presenciar operativos de agentes de inmigración enmascarados y lo que describe como un trato “abusivo” contra los migrantes. “No somos un factor negativo para este país”, afirma. “He visto las consecuencias y me han amenazado más de una vez, pero ya no aguanto más sin hablar”.
La campaña apunta directamente a los congresistas cubanoestadounidenses María Elvira Salazar, Carlos Giménez y Mario Díaz-Balart, así como a Marco Rubio, exsenador y actual secretario de Estado. Los acusa de traicionar a cubanos, venezolanos y nicaragüenses que huyeron de dictaduras y hoy enfrentan riesgo de deportación. Uno de los anuncios más polémicos declara: “Deportar a los buenos inmigrantes a las dictaduras es cruel”, acompañado de imágenes de los políticos señalados.
Fernández, presidente de la firma de inversiones MBF Healthcare Partners, asegura que su intención no es convertirse en líder político, sino “despertar” a su comunidad. “Le debemos mucho a este país y también a nuestros hermanos que llegaron después de los años 60, que hoy son apuntados con rifles y deportación”, subraya desde su oficina en Coral Gables.
El magnate ha respaldado sus críticas con acciones contundentes. Ha retirado más de 10 millones de dólares en donaciones a instituciones como la Universidad Internacional de Florida (FIU) y Miami-Dade College, en protesta por el aumento de tarifas a estudiantes indocumentados. También ha escrito cartas abiertas a legisladores y publicado artículos de opinión para visibilizar su postura.
Ese activismo le ha pasado factura en forma de amenazas. Relata que encontró una bolsa con carne molida en su casa y un mensaje intimidatorio que hacía referencia a sus perros: “Sabemos que usted quiere mucho a sus animales”. En otra ocasión, un conductor lo interceptó en la calle para insultarlo y advertirle que se callara.
Pese a todo, Fernández asegura que no se dejará intimidar: “No me van a callar. Vi cuando niño el abuso en Cuba: cuando quitaron libros de las escuelas, cuando cambiaron maestras por adoctrinadas. Recuerdo el miedo de hablar. Y lo estoy viendo otra vez hoy”.
Con su fortuna y su influencia, promete seguir financiando campañas que desafíen a los políticos republicanos de Miami. “Voy a gastar lo que tenga que gastar”, insiste. “Porque callar, después de lo que viví, no es una opción”.
Fuente: EFE
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