Un reciente informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) vuelve a poner en evidencia la magnitud de la crisis social y económica que atraviesa Cuba. De acuerdo con su estudio más reciente, el 89% de los hogares en la isla vive en condiciones de pobreza extrema, un dato que desmiente el discurso oficial del régimen sobre la “garantía de derechos sociales”.
El reporte, titulado Informe 2025 sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, se elaboró tras 1.344 entrevistas realizadas en 70 municipios de todo el país entre junio y julio. Los resultados dibujan un panorama crítico: dificultades para acceder a alimentos, medicinas y servicios básicos, bajos salarios, apagones constantes y una inflación que golpea con fuerza a millones de cubanos.
Por primera vez desde que se realiza esta encuesta, los apagones superan a la falta de alimentos como el problema más señalado por la población. El 72% de los encuestados dijo que las interrupciones eléctricas son su mayor preocupación, mientras que el 71% mencionó la crisis alimentaria. A esto se suman el alto costo de la vida (61%), los bajos ingresos (45%) y el deterioro del sistema de salud (42%).
El informe destaca que la percepción de la crisis es transversal: afecta por igual a jóvenes, adultos y ancianos. Sin embargo, los adultos mayores aparecen como los más golpeados, con el 82% de los entrevistados señalándolos como el grupo más vulnerable, seguidos por las personas sin acceso a remesas (62%).
El mercado laboral refleja también la precariedad generalizada. Solo el 26% de los cubanos trabaja a tiempo completo y un 18% lo hace a tiempo parcial. Entre los jóvenes de 18 a 30 años, casi el 20% no estudia ni trabaja, y un 81% de los desempleados lleva más de un año en esa condición.
El Estado sigue siendo el principal empleador (48%), aunque algunos trabajadores combinan empleos estatales con actividades en mipymes o el sector privado. Aun así, el 55% de los hogares reconoce que no logra cubrir ni lo más esencial para subsistir.
La situación alimentaria se ha convertido en un desafío de supervivencia diaria. El 70% de los cubanos asegura que ha tenido que privarse de alguna comida por falta de dinero o de productos disponibles, y entre los mayores de 61 años esa cifra aumenta al 80%.
El acceso a medicinas tampoco es mejor: solo el 3% logra adquirirlas en farmacias estatales. Una parte depende de envíos familiares (15%) o de organizaciones caritativas (8%), mientras que el resto queda desamparado frente a la escasez y los precios elevados.
La vivienda es otro indicador del deterioro: el 15% de las casas corre peligro de derrumbe y más de la mitad necesita reparaciones. El acceso al agua potable es intermitente: apenas un 15% de los hogares recibe agua de manera permanente, y un 27% lo hace menos de cuatro veces a la semana.
El OCDH subraya que la desaprobación hacia la gestión económica y social del régimen llega al 92%. En contraste, solo un 5% valora positivamente la actuación gubernamental. Entre los jóvenes de 18 a 30 años, la aprobación desciende al 3,39%, lo que revela un creciente descontento generacional.
Las remesas representan un salvavidas para muchos, aunque con limitaciones. Un 37% de los hogares las recibe, pero en la mayoría de los casos no superan los 100 dólares por envío. Según cálculos del OCDH, un hogar cubano de tres personas necesita al menos 171 USD al mes para no caer en la pobreza extrema.
El impacto acumulado de la crisis explica que el 78% de los cubanos desee emigrar o conozca a alguien cercano que quiere hacerlo. Entre los jóvenes, la cifra se mantiene en un alarmante 76%. Estados Unidos es el destino más mencionado, aunque un 34% afirma que se iría “a cualquier lugar” con tal de escapar de la situación actual.
El estudio concluye que la crisis en Cuba no es coyuntural, sino estructural. La eliminación de subsidios, la depreciación del peso y el colapso de los servicios públicos han pulverizado el relato oficial de las “conquistas sociales”. El OCDH advierte que la propaganda estatal sobre igualdad y bienestar queda totalmente contradicha por los datos.
En palabras del propio informe: “Los productos y servicios subsidiados, debido a su brevedad, escasez e intermitencia, tienen cada vez menos impacto en los hogares cubanos”. La mayoría de la población sobrevive con ingresos insuficientes, afrontando apagones diarios, falta de alimentos y medicinas, viviendas en ruinas y un horizonte marcado por la desesperanza.
(Con información de Infobae)
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