El centenario de Celia Cruz, la voz más universal de Cuba, ha desatado una ola de homenajes, emoción y también de rebeldía. Esta vez, el silencio oficial del Gobierno no logró apagar el coro popular que, dentro y fuera de la Isla, gritó con fuerza un mismo nombre y una misma palabra: “¡Azúcar!”
En redes sociales, artistas cubanos —de todos los géneros, edades y procedencias— rompieron el cerco de la censura y se unieron en un homenaje espontáneo, libre y profundamente cubano.
Lo que más llamó la atención fue que no solo fueron voces del exilio, sino también creadores que aún viven en Cuba, quienes sin miedo rindieron tributo a la guarachera del mundo, desafiando con sus palabras décadas de silenciamiento institucional.
“¿Ya salió el posteo en redes del Presidente de Cuba, del Ministerio de Cultura, del Instituto de la Música, de la UNEAC y de la AHS celebrando el centenario de Celia Cruz?”, se preguntó el fotoreportero Koilan Santos, denunciando el mutismo del poder cultural ante una de las figuras más grandes de la música cubana. “El silencio oficial evidencia lo pa’ atrás que seguimos… y cómo el cuartico, más que igualito, está hecho polvo”, concluyó.
La trovadora Liuba María Hevia fue más allá y escribió una carta pública a Celia Cruz:
“Crecí sin conocerte hasta que un día, en la escuela del ICRT, tuve la suerte de escucharte. Quedamos petrificados con tu voz, tu ritmo y la magia de tu interpretación. Cuba tiene una deuda contigo, y espero que la salde, porque no hacerlo sería convertir en eterna esta injusticia para nuestra música y nuestra cultura. ¡Azúcar!”
La cantante Ivett Cepeda también rompió el silencio con un mensaje cargado de emoción y valentía:
“Vengan por cien años más tus canciones y tu llamado nostálgico por Cuba. ¡Azúcar! Que no te perdamos nunca más. Que no haya miedo por amarte. ¿Por qué deberíamos temer, si de ti nos queda solo el reto de ser mejores, amando?”.
Y la joven artista Luna Manzanares sumó su voz con un homenaje que encendió las redes:
“Es impensable hablar de la cultura cubana sin Celia Cruz. Nada, jamás, podrá silenciar su música ni su presencia. Hoy y siempre: ¡Azúcaaarrr!”
Las publicaciones, replicadas y celebradas por miles, marcaron un punto de inflexión. Por primera vez, artistas dentro de Cuba se atrevieron a desafiar el silencio oficial, a decir en voz alta lo que durante décadas se susurró en los pasillos de las escuelas de arte y en los estudios de grabación: Celia Cruz es Cuba, con todas sus luces, ritmos y alegrías.
La censura no pudo con la emoción. Las redes sociales se llenaron de su voz, de su risa, de sus trajes brillantes y de su “¡Azúcar!” eterno. Los artistas cubanos rompieron el corral, derribaron la talanquera y alzaron la voz por la más grande, por la mujer que hizo reír, bailar y vibrar a generaciones enteras sin distinción de tierra, bandera o color de piel.
El eco de ese grito —“¡Azúcar!”— ya llegó hasta el Consejo de Estado, retumbando como una verdad imposible de callar: los artistas cubanos ya no tienen miedo.
Y esta vez, la música habló más fuerte que la censura.
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