En medio de la grave crisis con el transporte que afecta al país, un ómnibus fue apedreado en La Habana, luego de una acalorada discusión entre el chofer y un grupo de estudiantes. El incidente, que ocurrió en el ómnibus 8445 asignado a la ruta P-11, dejó como resultado la detención de uno de los implicados, según informes de testigos y una publicación en el perfil de Facebook Reporte de Rutas en Tiempo Real.
De acuerdo con esta fuente, el ómnibus recogió pasajeros en su punto de inicio, como de costumbre. Sin embargo, durante el trayecto, un grupo de estudiantes protagonizó una discusión con el chofer. La situación se intensificó cuando, tras un giro en U hacia la estación de la Policía Nacional Revolucionaria, uno de los jóvenes lanzó una piedra que impactó en la parte delantera del vehículo.
"El estudiante que tiró la piedra se encuentra detenido en la estación PNR", informó el mencionado perfil, agregando que el incidente ocurrió en horas de la tarde.
Este incidente no es un caso aislado en la capital cubana. En abril de 2024, varios ómnibus de transporte público fueron objeto de vandalismo tras ser apedreados mientras realizaban sus rutas habituales. La Empresa Provincial de Transporte de La Habana reportó tres hechos de apedreamiento en diferentes rutas: el ómnibus 9002 de la Ruta A27, el 8456 de la Ruta A62 y el 5500 de la Ruta 55.
Ese mismo mes, el ómnibus 8412, que cubría la ruta A58 con inicio de viaje en Boyeros y Bruzón (Plaza de la Revolución) y concluye su recorrido en el reparto Bahía (Habana del Este), fue apedreado mientras circulaba por el municipio Centro Habana.
Asimismo, en octubre de 2024, un grupo de estudiantes apedreó el ómnibus 523 de la ruta P-9 en la parada de FrutiCuba, en Marianao, causando daños materiales. Otro ómnibus fue apedreado tras una discusión entre el chofer y un grupo de estudiantes en La Habana, resultando en la detención de uno de los jóvenes implicados. Este hecho refleja la tensión y violencia en el transporte público cubano.
La crisis económica y la falta de valores en la sociedad cubana han contribuido a un aumento de los actos vandálicos, como el apedreamiento de ómnibus. La escasez de transporte y la descomposición social agravan el problema, afectando el ya deteriorado sistema de transporte público.
Aunque ha habido detenciones, la respuesta gubernamental ha sido insuficiente para abordar las causas subyacentes de la violencia y el vandalismo en el transporte público. La falta de medidas efectivas refleja la incapacidad del régimen para gestionar la crisis de seguridad y transporte.
La crisis del transporte afecta significativamente la vida diaria de los cubanos, quienes enfrentan largas esperas y un servicio insuficiente debido a la escasez de vehículos y combustible. Esta situación no solo provoca descontento, sino que también facilita actos delictivos y de vandalismo.
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