Con tendencia irreversible el candidato presidencial Guillermo Lasso se consolida como el próximo presidente de la nación andina. El actual proceso democrático enfrentó a la restauración de la izquierda del Foro de Sao Paulo, con la agenda liberal de centro derecha representada por el partido CREO (Creando Oportunidades).
El candidato Adrés Arauz, impulsado por el expresidente y prófugo de la justicia ecuatoriana, Rafael Correa, se quedó con el 47,5 % de los votos. Las provincias de la costa, en especial Manabí (66,4) y Guayas (53%) mostraron ser bastiones del correísmo.
La Sierra, un territorio históricamente conservador, apostó con toda su fuerza al candidato Guillermo Lasso. En Pichincha, donde se encuentra, Quito, la ciudad capital, Lasso obtuvo un aplastante 64,61% de los votos. En las provincias más importantes de la serranía: Imbabura (66%), Tungurahua ( 75,40%), Chimborazo (65,89%) y Cotopaxi (63,60%) arrasó de igual manera.
El nuevo mandatario recibirá a un país polarizado, con una profunda crisis económica y la amenaza de disturbios promovidos por el movimiento indígena, cuyo liderazgo juró lealtad al correísmo. Paradójicamente las provincias con alta población indígena otorgaron mayoritariamente el voto al candidato de centro derecha.
Esta victoria de CREO entierra, tentativamente, la posibilidad de un retorno de Rafael Correa, quien debe rendir cuentas ante la justicia ecuatoriana por el manejo de los recursos nacionales durante la década que duró su gobierno. Por su parte, a Guillermo Lasso le queda enderezar una economía desgastada y endeudada; sabiendo que un paquetazo podría abrir la caja de Pandora. Ecuador es un polvorín que requerirá de acciones certeras y pocos errores.
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