Yankiel Justiz Despaigne, un prisionero de 36 años, falleció debido a tuberculosis en la prisión de Melena del Sur, en la provincia de Mayabeque, según informó la plataforma independiente Cubalex en la red social X. La organización detalló que Justiz Despaigne murió en su celda sin recibir la atención médica necesaria, lo que ha avivado las denuncias sobre la falta de cuidados sanitarios en las cárceles cubanas.
Su padre, José Manuel Justiz, declaró al medio independiente ADN Cuba que su hijo estuvo enfermo durante unos 20 días tras ser diagnosticado con tuberculosis. Sin embargo, no fue trasladado a un hospital ni se le suministraron los medicamentos requeridos en el penal. A pesar de que la familia solicitó una licencia extrapenal para ingresarlo en un centro médico, las autoridades penitenciarias rechazaron la petición, argumentando la escasez de medicamentos y la necesidad de que la familia los proveyera.
Tras su fallecimiento, el cuerpo de Justiz Despaigne fue entregado a sus familiares sin que se le practicara una autopsia, envuelto en una bolsa de nailon negra, y posteriormente fue cremado. Cubalex señaló que la negligencia médica en los centros penitenciarios es una práctica recurrente que ha provocado numerosas muertes evitables.
La denuncia destaca que los reclusos enfrentan condiciones de detención inhumanas, marcadas por el hacinamiento, la insalubridad, la desnutrición y la falta de agua potable. La carencia de higiene, ventilación y una alimentación adecuada agrava el deterioro de la salud de los internos y facilita la propagación de enfermedades en las prisiones.
Hasta el momento, las autoridades cubanas no han emitido comentarios sobre el caso. Esta situación se suma a una serie de reportes que evidencian la crisis estructural en el sistema penitenciario de la isla, donde la precariedad en la atención médica y las deplorables condiciones carcelarias representan un peligro constante para la vida de los reclusos.
Un informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos y el medio independiente El Toque reveló que, en 2024, al menos 40 reclusos murieron en prisiones cubanas. En los últimos cinco años, se han contabilizado 95 muertes bajo custodia o durante acciones policiales, además de 287 casos de violencia policial no letal.
Entre los casos recientes, en noviembre de 2024 se reportó la muerte de Inoel Rodríguez Rodríguez, un prisionero de 27 años con esquizofrenia en la prisión de Ariza, Cienfuegos. Su familia afirmó que fue golpeado hasta la muerte por guardias penitenciarios, aunque las autoridades alegaron que se trató de un suicidio.
En diciembre de 2024 falleció Manuel de Jesús Guillén Esplugas, un preso político de 29 años, en la prisión del Combinado del Este en La Habana. Las autoridades informaron que se suicidó, pero familiares y organizaciones de derechos humanos sostienen que su muerte fue consecuencia de una golpiza recibida en prisión.
En enero de 2025, se informó sobre la muerte de Ulises Rodríguez Machado, un recluso de 73 años, en la prisión Kilo 8 de Camagüey, tras ser agredido por un oficial penitenciario. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos denunció intentos de las autoridades por encubrir el incidente.
Estos casos subrayan las crecientes preocupaciones sobre las condiciones inhumanas en las cárceles cubanas, incluyendo el hacinamiento, la falta de higiene, la desnutrición y la insuficiente atención médica.
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