En la noche del lunes, los habaneros fueron testigos de un espectáculo inesperado que parecía sacado de una película de ciencia ficción. En medio de otro apagón que dejó a la capital cubana sumida en la oscuridad, una bola de luz brillante surcó el cielo, generando asombro, confusión y hasta cierto temor entre quienes miraban desde las calles y balcones.
El fenómeno era el resultado del lanzamiento del cohete Starship 11 Test, el ambicioso proyecto espacial de SpaceX, dirigido por Elon Musk.
El contraste fue casi surrealista: mientras La Habana permanecía a oscuras, sin electricidad ni luces en las avenidas principales, el cielo se encendía con un haz de luz intenso y veloz. “¡Eso es un misil!”, gritaban algunos vecinos alarmados, mientras otros no podían contener la risa ante la escena, exclamando nerviosamente: “¡Llegaron los americanos!”. La mezcla de temor, incredulidad y asombro se apoderó de la ciudad por unos minutos que parecieron eternos.
No faltaron los curiosos que capturaron el momento con sus teléfonos, compartiendo videos en redes sociales donde se veía la estela luminosa cruzando el cielo negro, provocando un fenómeno viral instantáneo.
Mientras tanto, detrás de la luz y el espectáculo tecnológico, la realidad de Cuba continuaba siendo sombría: apagones que afectan hospitales, escuelas y hogares, reflejo de la crisis energética que azota a la Isla desde hace años.
Para muchos, la aparición del Starship en medio del apagón fue un recordatorio brutal de las desigualdades y del desfase entre la carrera espacial global y las necesidades básicas que aún persisten en la vida cotidiana de los cubanos. Mientras el mundo observa avances en exploración espacial, en La Habana los ciudadanos lidian con la escasez de luz y recursos. La sensación de maravilla se mezcló con la frustración: un espectáculo que habría sido impresionante en cualquier otra ciudad del mundo se convirtió aquí en un contraste doloroso entre progreso tecnológico y precariedad local.
El incidente también dejó una reflexión sobre la curiosidad humana: la mirada de los habaneros se elevó hacia el cielo, aunque sea por unos instantes, hacia un futuro que parece tan lejano como esas estrellas que la nave de SpaceX atravesaba.
En plena oscuridad, la ciudad vivió un instante de luz que, aunque breve, despertó asombro y conversación en cada esquina.
No solo fueron los habaneros; en Miami también se pudo observar y no pocos le echaron mano a sus sueños de poder observar visitantes de otros mundos llegando al planeta Tierra.
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