La joven activista cubana Carolina Barrero ha contado desde su perfil de Facebook, todo lo que vivió dentro de una unidad de policía tras su última detención.
El miércoles 5 de mayo, la cubana decidió romper el cerco que la asedia desde hace semanas y salir a la calle.
Barrero, que tiene guardia permanente de la Seguridad del Estado, frente a su casa, decidió abandonar su hogar a pesar de lo que eso representa, ser detenida por la policía. Como relata Carolina, ella salió con los brazos en alto, de su casa, porque sabía que iba a ser detenida.
“Bajé con los brazos alzados. Para estar presa en casa era mejor que me llevaran, que acabaran con el simulacro indocumentado que llevaba un mes parqueado en la esquina y me impedía salir”, dice en su relato.
En la unidad policial a la que la condujeron, terminó acusada de desacato pero, lo que la policía no reseñó dentro del delito que arman contra ella, fue lo que la joven vivió allí:
“Este 5 de mayo, a medida que pasaban las horas hicieron lo mismo, barajaron la figura legal que me impondrían como quien escoge el traje que mejor conviene a la ocasión; de propagación de epidemias pasaron a desorden público, para finalmente construir el desacato.
En el calabozo de San Miguel del Padrón, tres mujeres me entraron a la fuerza en una celda. Dos oficiales de la policía me aguantaron de los brazos mientras una tercera, vestida de civil, me desnudaba con violencia. Afuera de la celda un policía hombre miraba en silencio cómo quitaban la ropa de mi cuerpo. Fue tal la brutalidad que me tumbaron al piso para arrancarme el pantalón”.
Tras esos hechos, Carolina no solo ha contado en redes sociales lo sucedido sino que fotografió su cuerpo con la marca de los golpes que le propinaron.
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