En los últimos días, un documento que circula de manera extraoficial ha vuelto a colocar bajo la lupa a la cúpula del boxeo cubano. Aunque el texto original continúa expandiéndose por redes sociales y grupos privados, su contenido —calificado por varios entrenadores y especialistas como “solo la punta del iceberg”— ha sido parcialmente confirmado por otras fuentes que, por temor a represalias, prefieren mantenerse en el anonimato. Todas coinciden en que la situación dentro de la Comisión Nacional y la Federación Cubana de Boxeo es “más grave de lo que se ha dicho”.
Según estas fuentes, el problema no se limita al comisionado nacional Robinson Pol Díaz, a quien señalan de manipular convocatorias, intervenir en decisiones técnicas que no le competen, favorecer a entrenadores afines a sus intereses y excluir a atletas jóvenes con resultados demostrados.
E l internauta Plácido Ferreiro Romero, muy cercano al tema, refiere textualmente sobre Pol Díaz:
"Se conoce de la solapada guerra interna que tiene dentro del colectivo técnico de la escuela nacional de boxeo, donde ha colocado, intencionalmente, a entrenadores que respondan a sus intereses personales, y trata constantemente de minimizar y obstaculizar el trabajo de otros, imponiendo sus decisiones, y sin autoridad alguna.
"Al parecer, tiene las intenciones de sustituir a todo el colectivo; ya comenzó con Rolando Acebal. Se sabe que impuso la presencia de boxeadores sin mérito alguno, como Jorge Soto, en el recién concluido Campeonato Mundial, que no lograron resultados ( las consecuencias la pagó Acebal).
"Manipuló la participación de los entrenadores a este evento para poder desempeñarse como entrenador (como Jefe de delegación, sus funciones son otras) para tener protagonismo mediático y disfrutar de los beneficios económicos. Se sabe que fue él quien seleccionó el equipo que participará en el próximo campeonato mundial de la IBA, sin consultar al colectivo técnico, al que sólo informó después de haberlo hecho oficial.
"Ese trabajo no le corresponde a él, sino al colectivo técnico, sin embargo, no se responsabiliza con los malos resultados. Se sabe que exige pagos en dólares a algunos entrenadores por los beneficios monetarios adquiridos en competencias por atletas que fueron suyos, lo que es ilegal e injustificable. Se sabe que favorece y estimula con viajes, oficiales o no, a entrenadores y comicionados provinciales que le rindan pleitesía.
"En su estrategia, mantiene excluidos de participación en eventos internacionales, a atletas promovidos de la élite juvenil, como David Espinoza (sub campeón mundial juvenil), Yoelvis Tejera (mundialista juvenil) y Ángel Sober (mundialista juvenil), que han demostrado estar listos para retos de envergadura, y que son el futuro inmediato del boxeo cubano.
"Recientemente sustituyó al jefe técnico Rolando Acebal, con el pretexto de la "RENOVACIÓN" por 15 años en el cargo, en plena preparación, y a menos de un mes para el Campeonato Mundial IBA. Eso es ilógico, inadmisible y sospechoso. En su lugar coloca, a un entrenador prácticamente desconocido y sin méritos nacionales e internacionales, sin recorrido en este nivel élite en nuestro país y con varios años de ausencia en el panorama boxistico nacional, por estar contratado en el extranjero. No se consultó ni con los miembros de la comisión nacional. Se desconoce cuáles son los argumentos que usaron para justificar esa decisión injusta y arbitraria,
Lo que afirma Plácido Ferreiro Romero es difícil de aceptar pero, lamentablemente, parece ser una cruda realidad.
Aunque estas denuncias han ocupado gran parte del debate reciente, quienes conocen el funcionamiento interno afirman que el verdadero núcleo del deterioro estaría por encima de él.
Otros testimonios apuntan directamente a Alberto Puig de la Barca, presidente de la Federación Cubana de Boxeo, descrito por varias fuentes —todas coincidentes en sus relatos, pero que exigen anonimato por su seguridad personal y profesional— como “el peor de todos los corruptos” y el principal responsable de permitir, consolidar o encubrir prácticas irregulares durante años.
De acuerdo con estas voces internas, Puig de la Barca no solo habría tolerado comportamientos arbitrarios dentro de la estructura técnica y administrativa, sino que también habría tejido una red de favoritismos, presiones y decisiones a puertas cerradas que afectan la transparencia, la promoción deportiva y la protección de los atletas. Algunos aseguran que ninguna decisión de peso se toma sin su aprobación directa, incluso aquellas que, sobre el papel, corresponden a los colectivos técnicos.
Los informantes consultados refieren que la sustitución inesperada de figuras de larga trayectoria —como el caso reciente del jefe técnico Rolando Acebal—, la incorporación de entrenadores sin méritos demostrados y la selección de boxeadores a nivel internacional sin respaldo deportivo suficiente, no responden únicamente a caprichos aislados, sino a una estructura que se ha consolidado bajo la autoridad de Puig.
Aunque ninguna de estas acusaciones ha sido reconocida oficialmente, el consenso entre las fuentes consultadas es contundente: la crisis del boxeo cubano no es coyuntural, sino estructural, y quienes han intentado denunciar irregularidades desde dentro han sido marginados, silenciados o desplazados.
Lo cierto es que el buque insignia se ha convertido en un gigantesco Titanic y la escuela cubana de boxeo, tan cercana a la cima por décadas, suma fracasos de ineficiencia y corrupción..
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