Uno de los monumentos más emblemáticos para la comunidad cubana en el exilio y para los turistas que visitan el sur de Florida será retirado temporalmente: la icónica boya de las 90 millas en Cayo Hueso (Key West) será restaurada y permanecerá fuera de su lugar original por aproximadamente un año, según informó el medio Miami Diario.
La boya, que marca el punto más al sur de los Estados Unidos continentales y que simboliza la cercanía con Cuba —situada a solo 90 millas de distancia—, será sometida a una serie de trabajos de reparación estructural necesarios para preservar su integridad. El monumento no solo es una atracción turística, sino también un símbolo cargado de significado emocional para muchos cubanos, ya que en su base se encuentra una placa que rinde homenaje a los balseros que han perdido la vida cruzando el Estrecho de Florida en busca de libertad.
Instalada originalmente en 1983 por la ciudad de Key West, la boya de hormigón de cuatro toneladas ha soportado el paso del tiempo, huracanes e incluso actos vandálicos como el incendio provocado en 2022. Fue pintada por los artistas Henry Del Valle y Danny Acosta, y desde entonces se convirtió en un punto de referencia infaltable para quienes visitan la isla.
El desgaste natural y los embates del clima han obligado a las autoridades a emprender una restauración integral del sitio. Entre las tareas previstas se incluyen reparaciones en el malecón, reconstrucción de la carretera adyacente y mejoras en la estructura misma de la boya.
Consciente del valor sentimental y turístico del monumento, la ciudad de Key West ha decidido construir una réplica temporal que será instalada entre agosto y septiembre en el Duval Street Pocket Park, ubicado en el 1400 de Duval Street. Aunque no estará tan cerca del mar como la original, las autoridades aseguran que la vista al océano se mantendrá, permitiendo que los visitantes continúen capturando fotografías con un fondo similar.
La réplica está siendo elaborada por artistas locales del Departamento de Servicios Comunitarios, quienes se han comprometido a reproducir fielmente los colores y detalles del monumento original.
Durante el tiempo que dure la restauración, el área donde se encuentra la boya permanecerá cerrada al público. Aunque no se ha dado una fecha exacta para su reapertura, se estima que los trabajos podrían prolongarse hasta por un año.
Para muchos cubanos, tomarse una foto junto a la boya no es solo un acto turístico, sino una forma de sellar su llegada a tierras de libertad, en contraste con el duro viaje de quienes han arriesgado todo por escapar del régimen. Por ello, la reparación de este símbolo no es solo una obra de mantenimiento, sino una forma de preservar la memoria y el respeto a una historia marcada por el sacrificio y la esperanza.
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