Una joven madre primeriza llegó al hospital Materno de Camagüey con la ilusión de recibir atención médica adecuada para dar a luz a su hija. Lo que debía ser un momento de esperanza se convirtió en un episodio devastador que hoy denuncia públicamente, visibilizando la falla del sistema de salud.
Lianet Barranco comenzó a experimentar síntomas graves: hinchazón, dolor intenso y malestar general. A pesar de estas señales claras, no se realizaron los estudios necesarios ni se brindó un monitoreo continuo. “No reaccionaron a tiempo”, asegura, mientras recuerda el sufrimiento que pudo haberse evitado.
El diagnóstico llegó tarde: preeclampsia severa, síndrome de HELLP y un hígado graso agudo del embarazo. Todo ello sin que nadie le explicara claramente su condición. La placenta de Lianet estaba en estado crítico, con un grado 3 prematuro, y aun así no se tomaron medidas urgentes para salvar la vida de su hija y proteger la suya.
El desenlace fue devastador: la muerte de la bebé y un riesgo extremo para la madre. “Lo que necesitaba era atención inmediata y lo que recibí fue silencio, negligencia y abandono”, denuncia Lianet. Su familia fue testigo de cómo las señales de alarma fueron ignoradas y cómo se perdió tiempo vital.
Hoy, Lianet comparte su historia no para recibir lástima, sino para visibilizar un problema que afecta a muchas mujeres: la falta de respuestas y protocolos efectivos en hospitales maternos.
“Mi bebé merecía vivir. Y yo merecía ser cuidada”, afirma con un llamado urgente a la justicia y a cambios reales en el sistema de salud.
Su experiencia busca despertar conciencia: la tragedia que vivió podría repetirse si no se implementan reformas que garanticen atención oportuna y digna para todas las madres.
Lianet recuerda diariamente a su hija y lo que podría haber sido, con la esperanza de que su voz rompa el silencio y evite que otras familias sufran lo mismo.
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