El artista cubano Javier Bobadilla se expresó este martes sobre la polémica con el dúo Buena Fe y el afín al régimen Israel Rojas por la supuesta censura en España.
"Hoy, que nos están desmantelando el país para venderlo por piezas justo delante de nuestros propios ojos, no vale la pena preocuparse por Israel. Es un animal amaestrado, y en sus conciertos, su comparsa causa altercados en los que terceras personas salen físicamente dañadas", dijo sobre lo sucedido en Madrid, España.
"Preocúpense porque el mayoral nos tiene en fila, desnudos y enseñando los dientes, delante de los compradores", afirmó Javier Bobadilla en Facebook su reflexión que compartimos a continuación:
No puedo dejar pasar la oportunidad de hacer un breve comentario al margen del último escándalo de Buena Fe, que se queja de que lo están cancelando por España.
O se queja Israel. A los demás no los veo quejarse. Y Buena Fé es más que Israel, quiero pensar. Me da la impresión de que los demás han aceptado calladamente –y espero que también con un poco de vergüenza–, su destino junto a Raúl Torres, Virulo, Arnaldo y Su Talismán, y los combos aficionados de las FAR, en los anales de la música utilitaria y la propaganda estatal.
Israel no. Israel insiste en convencernos de que es un artista, con tanta vehemencia, que no puede ser sino que esté tratando de convencerse él mismo. Porque ve donde ha caído, y tampoco puede convencerme de que es ciego.
Así que Israel apostó por un bando, quién sabe, si por ideología, por tozudez, o por un cálculo apresurado. Aprovechó también, y le llamó anormales a todos sus seguidores, porque, como diría Calle 13, "a mí sin cojone' si vendo o no vendo, yo me puedo quedar to'a la vida en mi casa jugando Nintendo". Pero no es por eso que se le está cancelando. Porque después de apostar por ese bando y anormalizarnos a todos, seguía teniendo sus conciertos asegurados en España.
A Israel se le está cancelando porque, bajo su responsabilidad, se generó un altercado en que salió lesionada una persona que fue a protestar en el concierto.
Hay unas reglas muy sencillas en estos asuntos, y se parece mucho a lo que hablamos una vez de la pelota.
- Desde el público se vale todo, menos arrojar objetos al escenario. Gritar, gesticular, mostrar carteles, vale todo.
- Al escenario no se sube. El escenario es sagrado.
- La seguridad del local es la única con derecho a actuar ante una infracción. Primero debe invitar al infractor a abandonar el local, y sólo de negarse puede usar la fuerza para reducirlo a la obediencia sin causarle daño físico, y sacarlo. En la puerta del local se termina su jurisdicción. Si el problema continúa en la calle, se llama a la Policía.
Ahora, si Buena Fe va acompañado de una delegación de la chusma habitual en que se ha convertido el cuerpo diplomático cubano, que deciden actuar violentamente, eso rompe todas las reglas de comportamiento en eventos sociales. Es de pésimo gusto, es una muestra evidente de la enajenación que vive "nuestro" gobierno, y va a tener muy malos resultados para Israel.
Y es malo para los negocios, y ningún dueño de local quiere eso.
Israel se da cuenta, porque a él SÍ le importa si vende o no vende, pero ya el daño está hecho. Aún así, es tan iluso, que intenta recoger cable, y da una entrevista.
En la entrevista se luce. El espectáculo es deplorable. Trata de arreglar lo de los anormales diciéndonos que, además de anormales, estamos equivocados porque no lo entendimos bien cuando nos insultó. Si esto suena incoherente, no es culpa mía. Trata, incluso, de volver a la interpretación ambigua pre-anormalidad de algunas canciones.
Cuando le preguntan por los presos del 11J, dice que él está muy ocupado y no sabe nada de eso. Recuerdo yo, que en aquellos días sí sabía. Sabía clarísimo, y condenó enérgicamente, mientras sudaba en cámara.
Le apostó a un bando, y recién se da cuenta que era el bando perdedor. Y no hay nada malo en eso. Conozco a varios que le apostaron al bando perdedor, y recién se están dando cuenta. Pero van a morir al pie del cañón, y eso es honorable. Israel no.
Hoy, que nos están desmantelando el país para venderlo por piezas justo delante de nuestros propios ojos, no vale la pena preocuparse por Israel. Es un animal amaestrado, y en sus conciertos, su comparsa causa altercados en los que terceras personas salen físicamente dañadas.
Preocúpense porque el mayoral nos tiene en fila, desnudos y enseñando los dientes, delante de los compradores.
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