El líder del dúo Buena Fe, Israel Rojas, conocido durante años como una de las voces más alineadas con el discurso oficial cubano, sorprendió a sus seguidores y detractores con un mensaje inesperado publicado en su cuenta de Facebook.
En él, reconoce la magnitud de la crisis que atraviesa el país y asegura que expresar el malestar ciudadano se ha convertido en casi una obligación.
“Todo el mundo tiene derecho, el deber y casi que la obligación de expresar su dolor como lo vive”, escribió Rojas, en un tono muy distinto al que había mantenido en los últimos años. Aseguró que la situación es “de una gravedad inefable” y confesó sentirse consumido por la rabia y la impotencia frente a las injusticias.
Este pronunciamiento contrasta fuertemente con su papel en momentos clave de la historia reciente. En 2021, durante las protestas del 11J, apareció en la televisión estatal justificando la represión contra miles de cubanos que se lanzaron a las calles en busca de libertad y mejores condiciones de vida. Incluso llegó a negar la existencia de presos políticos, alineándose con la narrativa oficial del gobierno.
Ahora, el cantante admite que vive con una mezcla de frustración y desesperanza, aunque muchos usuarios en redes sociales consideran que sus palabras llegan demasiado tarde y cuestionan la sinceridad de su postura.
Para algunos, se trata de un intento de reposicionarse en medio del creciente descontento social, más que de un verdadero cambio de convicciones.
El contexto en el que Rojas hace estas declaraciones es crítico. La Habana y otras provincias del país enfrentan apagones que superan las 20 horas diarias, acompañados de una escasez de agua potable que obliga a las familias a pagar precios elevados por pipas privadas.
La Empresa Eléctrica de la capital ha reportado déficits cercanos a los 300 MW en horarios de máxima demanda, dejando zonas enteras a oscuras por días consecutivos.
Las consecuencias se reflejan en las calles: cacerolazos, bloqueos improvisados, consignas de libertad y vecinos exigiendo respuestas frente a un gobierno que parece incapaz de garantizar lo más básico. Videos difundidos en redes muestran a niños, jóvenes y ancianos participando en protestas multitudinarias en Centro Habana, un hecho que evidencia la magnitud del hartazgo popular.
En este escenario, la voz de Israel Rojas se suma, aunque con un trasfondo contradictorio, al coro de millones de cubanos que claman por cambios. Su mensaje revela una fractura personal entre su pasado como defensor de la represión y su presente marcado por la desesperación, poniendo sobre la mesa la urgencia de manifestarse frente a una crisis que parece no tener fin.
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