En Baracoa, Guantánamo, un pequeño husky siberiano se convirtió en símbolo de lucha contra la negligencia y el abandono animal. Vagando por las calles, extremadamente delgado y desnutrido, el perro buscaba agua en charcos sucios y soportaba la lluvia y el frío sin ningún cuidado.
Vecinos confirmaron que quien debía protegerlo lo había dejado completamente a su suerte, llegando incluso a arrojarlo frente a un vehículo en un acto cruel e imperdonable.
El caso fue detectado por voluntarios locales, quienes movidos por la compasión y el sentido de responsabilidad, rescataron al animal. Lo bañaron, lo alimentaron y le brindaron cariño; en apenas 48 horas, la transformación fue evidente: la mirada apagada del husky recuperó vida y confianza. Este cambio demuestra que el abandono no es un accidente, sino un daño que puede revertirse con amor y compromiso.
Intentando actuar de manera responsable, los voluntarios buscaron al tutor a través de la plataforma Revolico. Fue entonces cuando se conoció la verdad: la hija del dueño, desde Estados Unidos, enviaba dinero para el cuidado del perro, pero nunca llegó a sus manos. A pesar de los intentos de los voluntarios por devolver al husky de forma segura, fueron amenazados y acusados falsamente de robo.
Sin embargo, contaban con pruebas contundentes: fotos, mensajes y testimonios que demostraban su inocencia y su verdadera intención de proteger al animal. La hija, al ser contactada, aseguró desconocer la situación, y finalmente, después de dos días, el perro fue recogido.
Según información trascendida, el husky finalmente fue recogido por la hija del dueño desde Estados Unidos, después de que los voluntarios demostraran su buena fe y les tomara dos días entregarlo.
Los voluntarios solo intervinieron para rescatarlo, cuidarlo y asegurarse de que no estuviera en peligro mientras se resolvía la situación.
Este caso evidencia que la negligencia y el abandono son formas de violencia que no pueden ser ignoradas. Mientras algunos destruyen, la comunidad de Baracoa demostró que la solidaridad y la organización pueden marcar la diferencia. Su compromiso con la vida del husky refleja un principio fundamental: el cuidado de los seres más vulnerables define el corazón de una sociedad.
Que esta denuncia sirva de llamado de atención. Un país que permite la crueldad hacia los animales se debilita por dentro; un país que se indigna y se moviliza para protegerlos, aunque sean ajenos, comienza un camino de sanación. La historia del husky en Baracoa es, ante todo, una lección sobre empatía, responsabilidad y humanidad.
Fuente: Bienestar Animal Cuba