La Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila (EMBER), intenta sobrevivir ante la escasez de materia prima para cumplir su objeto social y en cambio “hacen lo que sea” desde sembrar la tierra, elaborar comida o rentar camiones, para mantenerse a flote.
Un artículo del diario oficialista Invasor bajo el título “Diversificarse es el camino”, muestra los malabares de esa industria para mantenerse en pie, una evidencia más del fracaso de la gestión del Gobierno cubano, cuyas medidas para paliar la crisis económica crean respuestas in extremis, parcho minúsculos a goteras gigantes.
En este caso en específico, la empresa apenas sobrevive inventando, pero el pueblo sigue sin recibir el refresco y demás bebidas que requieren y que debería garantizar la entidad.
Juan Carlos Poveda López, director de la Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila (EMBER), deja claro que no tienen materia prima para trabajar: “no hay ácido fosfórico, no hay benzoato de sodio, no hay azúcar y no hay esencias”, dice, mientras advierte que actualmente “se produce solo el 24 por ciento de los refrescos, el 32 de bebidas alcohólicas, el 80 de los vinos y el ciento por ciento del vinagre”.
Incluso para garantizar lo poco que se fabrican “a todas esas producciones ha habido que reformularles las materias primas fundamentales”, explica añadiendo que ese por ciento de producciones está garantizado para junio, julio y agosto, meses de verano.
Sin embargo estos valores dejan en pérdida a la empresa que trabaja “a medio gas”, por tanto han debido buscar alternativas para pagar sus deudas y garantizar el salario de sus trabajadores.
¿Y, qué puede hacer una empresa cuyo objeto sociales es producir bebidas?, Pues de todo.
“Tenemos que señalar que cuatro de nuestras unidades empresariales de base, este año, no han recibido un centavo de la Empresa. Ellas mismas se lo están buscando”. Las alternativas son las (fabricaciones) alternativas”, dice Juan Carlos Poveda.
El director de la Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila muestra con orgullo “todo lo que hacen” para sobrevivir, y podría decirse que el esfuerzo de esas entidades es plausible, sin embargo, no lleva a ningún lado, porque el pueblo sigue esperando las bebidas que deberían producir. La escasez sigue en la calle, mientras ellos consumen su tiempo fabricando vasos de botellas picadas para vender a 40.00 pesos la unidad y así recibir un poco de liquidez e ingresos.
EMBER además comercializa mermelada que compra como intermediario, cocinan comida(como si fueran un restaurante) y hasta incursionan en la agricultura.
“Vendemos, en uno de esos puntos, comida elaborada (congrí con carne de res, vianda y ensalada, que sale a unos 230.00 pesos la completa) y, en los otros tres del Parque de la Ciudad, ofertamos vino seco condimentado con ajo y cebolla, vinagre condimentado con ajo y cebolla, y el vinagre con jengibre, que lo hacemos solamente en Sancti Spíritus”, explica el director de la entidad.
El periodista José Alemán Mesa afirma sobre esto “en la próxima etapa veraniega, quizás deguste de la comida hecha por obreros de la EMBER, cerca de la Fábrica de Refresco, por La Turbina”.
Mesa además señala que en la empresa “continúan empeñados en la búsqueda de iniciativas, tanto en la producción como en la oferta de servicios. Otra es la reelaboración de la mermelada, para convertirla en jugos y refrescos”.
La Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila también renta dos camiones y el el salón de protocolo de la EMBER Ciego de Ávila, por último “siembran la parcela de tierra que separa la EMBER de la Empresa Láctea: “allí se obtienen hoy entre 32 y 40 kilogramos de productos destinados al comedor, tres veces por semana, y se vende a los trabajadores”, aseguran.
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