Tomada de Cubacute
El Gobierno cubano volvió a reaccionar con hostilidad ante señalamientos internacionales y esta vez su blanco fue la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que recientemente denunció el incremento de agresiones, amenazas y represalias contra periodistas y colaboradores del medio independiente elTOQUE. La respuesta del oficialismo siguió el guion habitual: descalificaciones, acusaciones sin sustento y nulas evidencias.
Granma, órgano oficial del Partido Comunista, publicó un artículo que deja poco espacio para la defensa argumentada. En el texto, el medio estatal califica a la SIP de “mentirosa” y acusa a la organización de promover una supuesta “desestabilización económica”, un recurso retórico que el Gobierno utiliza con frecuencia para justificar acciones represivas contra la prensa no oficial.
La pieza, firmada por el periodista oficialista Elson Concepción Pérez, asegura que la SIP “se montó en el carro del odio” y sostiene que Cuba actúa “democráticamente y con apego a la ley”. Según Concepción, la campaña contra elTOQUE no es más que un esfuerzo por “desenmascarar” a sus integrantes, a quienes acusa —sin aportar pruebas— de responder a intereses extranjeros y de provocar inflación en la Isla.
Ese discurso, que presenta al medio como un supuesto “engendro mediático Made in USA”, ha sido repetido en televisión, plataformas como Razones de Cuba y por voceros oficialistas como Humberto López, donde se han expuesto datos privados, lanzado amenazas y difundido acusaciones sin respaldo. Todo ello forma parte de una ofensiva que busca desacreditar a un equipo periodístico cuya labor consiste en publicar información verificable sobre temas sensibles para el Gobierno: inflación, indicadores económicos o el comportamiento de la tasa informal del dólar.
La reacción del régimen se produjo poco después de que la SIP denunciara formalmente un patrón sistemático de hostigamiento contra elTOQUE: difamación pública, amenazas directas, filtraciones ilegales de datos personales y acusaciones fabricadas como “terrorismo financiero” o “subversión”. La organización señaló que la persecución se intensifica precisamente contra medios que divulgan cifras que contradicen la narrativa oficial.
En lugar de responder a estas denuncias, Granma optó por atacar a la SIP y desviar la discusión hacia temas ajenos, como conflictos internacionales o situaciones de otros países. Concepción llegó incluso a reprocharle a la organización no pronunciarse sobre Gaza o las dictaduras del Cono Sur, una maniobra para desplazar el foco sin abordar la cuestión central: la falta de tolerancia del Gobierno cubano hacia la información que no controla.
El artículo concluye reiterando viejas teorías conspirativas, como la alegación de que periodistas visitan embajadas extranjeras para recibir financiamiento destinado a “desestabilizar el orden”. Una vez más, sin evidencias.
Este nuevo episodio ocurre en medio de una profunda crisis económica y social. En ese contexto, medios como elTOQUE se han convertido en referentes para comprender la realidad que viven los ciudadanos: apagones, alza de precios, migración y abusos de poder. Y mientras el país enfrenta problemas estructurales cada vez más graves, la prioridad del aparato propagandístico parece ser silenciar voces críticas antes que ofrecer soluciones.
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