Cuba volvió a quedar bajo el escrutinio internacional luego de que el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, responsabilizara directamente a La Habana de contribuir al fortalecimiento del régimen de Nicolás Maduro. Las declaraciones ocurrieron durante la entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 a la opositora venezolana María Corina Machado, un evento que se convirtió en una dura condena a la alianza autoritaria que sostiene al chavismo.
Frydnes aseguró que detrás de la permanencia de Maduro en el poder existe una red coordinada de regímenes y organizaciones —entre ellos Cuba, Rusia, Irán, China y Hezbollah— que proveen al Gobierno venezolano de armas, tecnología de vigilancia y estructuras económicas destinadas a sortear sanciones y reforzar la represión.
“Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros. Comparten tecnologías y sistemas de propaganda”, afirmó el presidente del Comité, quien enfatizó que esta cooperación internacional ha hecho que el sistema de control venezolano sea “más robusto y más brutal”.
En su discurso, Cuba ocupó un lugar central. Frydnes subrayó que la isla ha jugado un papel histórico y activo en la formación de los aparatos de inteligencia y contrainteligencia venezolanos, influencias que —según indicó— continúan alimentando “la represión sistemática” contra opositores, manifestantes y ciudadanos comunes.
El Comité Noruego del Nobel describió la situación en Venezuela como la de un Estado “brutal y autoritario”, marcado por una crisis humanitaria profunda y graves violaciones de derechos humanos, entre ellas torturas y la detención de más de 200 menores tras las elecciones de 2024. Frydnes cuestionó que parte de la comunidad internacional siga aferrándose a “viejas narrativas”, ignorando la realidad de millones de venezolanos sometidos a un régimen sostenido por alianzas externas.
El discurso culminó con un mensaje directo a Nicolás Maduro: el Comité lo instó a aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo para permitir una transición pacífica hacia la democracia. La exhortación fue recibida con un prolongado aplauso por parte de dignatarios y líderes internacionales presentes en el Ayuntamiento de Oslo, entre ellos los reyes de Noruega y los presidentes de Argentina, Panamá y Paraguay.
Aunque María Corina Machado no pudo estar presente en la ceremonia debido a un complicado viaje desde Venezuela, su hija Ana Corina Sosa recibió el galardón en su nombre. El premio, dotado con 11 millones de coronas suecas, alrededor de 1,2 millones de dólares, reconoce la labor de Machado por promover los derechos democráticos y liderar un movimiento ciudadano que, según el Comité, representa la vía pacífica hacia el cambio político en Venezuela.
La ausencia de la activista no impidió que su voz llegara a Oslo. En el discurso enviado, Machado recordó que su lucha es la de un pueblo entero que sigue exigiendo libertad. Su hija confirmó que la líder opositora llegará a la capital noruega “en cuestión de horas” y remarcó que su intención es regresar “muy pronto” a Venezuela.
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