La vigilancia epidemiológica en Cuba atraviesa una crisis profunda debido a la desconfianza de los pacientes en la eficacia del sistema de salud, lo que provoca que muchos eviten acudir a hospitales y policlínicos, generando un vacío de información decisiva.
La doctora cubana Daily Coro, diplomada en urgencia y emergencia médica y residente en España, explicó a Martí Noticias que la falta de confianza socava la detección de casos graves y eleva la mortalidad. Además, señaló el déficit de medios diagnósticos, que obliga al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) a recurrir a protocolos sindrómicos de baja especificidad, basados en síntomas clínicos y epidemiológicos.
El MINSAP informó que el 27 de noviembre cerró con 43.911 enfermos o sospechosos con “síndrome febril inespecífico”. La viceministra Carilda Peña García reconoció que la mayoría de los pacientes no acude a los centros de salud, lo que limita la detección. Según sus cifras, los casos acumulados de chikungunya son 37.194, aunque solo el 3% fue confirmado por PCR. El número real de muertes por dengue, chikungunya y otros arbovirus no ha sido revelado oficialmente.
El doctor Reynaldo Verona Bonce, desde Ciego de Ávila, advirtió que aunque la letalidad del chikungunya es baja (0,1%), en la provincia se ha disparado el promedio de fallecidos: de 12-14 diarios a 34 en 24 horas. Señaló que la aparición de neumonías severas y la velocidad de propagación contradicen la epidemiología típica de las arbovirosis. También cuestionó la falta de retroalimentación del IPK y la ausencia de pruebas específicas: “¿Se hacen PCR? Sin eso no se puede diagnosticar ningún virus ni hacer diferenciales”.
Coro subrayó que el sistema cubano funciona hoy como un ejercicio de improvisación clínica bajo presión extrema, agravado por la exportación de médicos que ha dejado vacíos estructurales en la atención primaria y secundaria. La sobrecarga obliga a priorizar emergencias sobre evaluaciones específicas, transformando un sistema que se vendía como preventivo en uno totalmente reactivo.
Las medidas de control también fallan: la eliminación de criaderos, uso de mosquiteros y fumigaciones son insuficientes por la escasez de insecticidas y combustibles. Una doctora de Palma Soriano confirmó que en la zona oriental no hay PCR para chikungunya, solo para dengue, lo que obliga a diferenciar clínicamente ambas enfermedades.
La falta de saneamiento y el impacto del huracán Melissa agravan el panorama. En Holguín, Radio Angulo informó que la provincia está bajo vigilancia por un posible aumento de leptospirosis tras las inundaciones. Médicos advierten que podrían surgir picos de epidemias de hepatitis, enfermedades diarreicas e incluso cólera, recordando la epidemia de 2014 que fue ocultada por las autoridades.
La doctora Coro concluyó que la aproximación probabilística en los diagnósticos, sumada a la sobrecarga de los profesionales, puede generar errores masivos y aumentar la mortalidad. El deterioro del sistema sanitario cubano deja a la población expuesta a un escenario de epidemias múltiples sin capacidad de respuesta efectiva.
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