En medio de la grave crisis sanitaria que atraviesa Cuba por la epidemia de arbovirosis y frente al evidente encubrimiento de datos por parte del Ministerio de Salud Pública (Minsap), se ha puesto en marcha un registro independiente de fallecimientos.
La iniciativa, liderada por el médico cubano Lucio Enriquez Nodarse, pretende contabilizar de manera veraz las muertes relacionadas con dengue, chikungunya, zika y oropouche ocurridas en los últimos meses.
Las cifras oficiales hablan de 33 muertes, de las cuales 21 corresponden a menores de 18 años. Sin embargo, ciudadanos y especialistas aseguran que la realidad es mucho más grave y que las estadísticas oficiales no reflejan el verdadero impacto de la epidemia. El fenómeno recuerda lo sucedido durante la pandemia de coronavirus, cuando el gobierno reportó alrededor de 8.000 fallecidos, mientras estimaciones no oficiales superaban los 55.000 casos.
El objetivo del registro es evidenciar la magnitud de la crisis ante organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para ello, el Dr. Enriquez Nodarse ha invitado a familiares de víctimas a colaborar de manera voluntaria, aportando testimonios y datos que permitan mostrar la realidad. “Este es un acto de justicia, es nuestra manera de mantener viva la memoria de nuestros seres queridos y mostrar la verdad al mundo”, afirmó.
El especialista, residente en España, subrayó que la información recopilada no tendrá fines políticos ni partidistas, sino exclusivamente humanitarios, con el propósito de impulsar una respuesta más efectiva a la emergencia sanitaria.
La iniciativa ha generado reacciones diversas. Muchos cubanos han aplaudido el esfuerzo del médico, agradeciendo su valentía frente a la represión que sufren quienes intentan hablar sobre la situación real. Otros, en cambio, muestran escepticismo debido al temor generalizado y al control informativo que impera en el país.
Las redes sociales se han convertido en el principal canal de difusión de la campaña, donde abundan mensajes de solidaridad y críticas al régimen por la manipulación de cifras y la falta de transparencia. Aunque algunos dudan del impacto que pueda tener el registro, la iniciativa ya se percibe como un gesto de resistencia y memoria frente al silencio oficial.
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