El ciudadano chino Zhi Dong Zhang, conocido internacionalmente como “Brother Wang”, fue capturado en Cuba tras protagonizar una de las fugas más sorprendentes del crimen transnacional reciente. Considerado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) como uno de los principales proveedores de fentanilo a los carteles mexicanos, su detención en la Isla ha colocado a La Habana en el centro de una compleja disputa judicial internacional.
Fuentes oficiales mexicanas citadas por El País confirmaron que el capo se encuentra bajo interrogatorio en Cuba, adonde llegó con un pasaporte falso después de ser rechazada su entrada en Rusia. México espera que las autoridades cubanas concluyan sus diligencias para luego extraditarlo a Estados Unidos, donde enfrenta acusaciones por tráfico internacional de drogas y lavado de dinero.
Una fuga cinematográfica
Zhang, de 38 años y nacido en Pekín, fue detenido en Ciudad de México en 2023 y permanecía bajo custodia militar en arresto domiciliario, pese a su alto perfil criminal. Sin embargo, en julio pasado escapó de su residencia, aprovechando una decisión judicial que le permitió salir de la prisión de máxima seguridad donde se encontraba.
El juez que concedió el beneficio ha sido duramente criticado por la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, quien denunció la “corrupción del Poder Judicial” y calificó la medida de “error inaceptable”.
Su evasión se produjo pocos días después de que un tribunal federal de Georgia (EE. UU.) emitiera nuevos cargos en su contra por lavar más de 20 millones de dólares entre 2020 y 2021. Los investigadores aseguran que operaba una red con más de 150 empresas fantasma y 170 cuentas bancarias en instituciones financieras como Bank of America, JP Morgan y Wells Fargo, utilizadas para blanquear dinero del narcotráfico.
El imperio del fentanilo
La DEA sostiene que “Brother Wang” dirigía desde 2016 una organización criminal con dos estructuras principales:
una célula mexicana, encargada de recolectar los pagos de la droga vendida a los traficantes locales;
y una célula china, que lavaba los fondos mediante transacciones encubiertas y exportaciones ficticias.
El grupo colaboraba con los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, los mayores productores de fentanilo en el continente. Según la investigación, la organización movía más de 1.000 kilos de cocaína y 2.000 de fentanilo desde México hacia Estados Unidos cada año.
Las comunicaciones intervenidas revelaron que los traficantes utilizaban códigos cifrados: “coffee” significaba fentanilo, y “food”, cocaína.
Cuba, último refugio
Tras su fallido intento de ingresar a Rusia, Zhang llegó a Cuba, donde fue identificado y arrestado por las autoridades migratorias. Su paso por la Isla ha despertado interrogantes sobre cómo logró entrar y permanecer oculto en un país con estrictos controles de seguridad y vigilancia estatal.
La Habana, según fuentes diplomáticas, ha cooperado con las autoridades mexicanas y expresó su disposición a entregar al fugitivo, aunque se desconoce si lo hará directamente a México o si facilitará su extradición a Estados Unidos, que lo considera un objetivo prioritario.
De concretarse, sería una de las pocas ocasiones en que el Gobierno cubano colabora con Washington en materia de narcotráfico, lo que podría marcar un precedente en las relaciones bilaterales. Estados Unidos ha insistido en que el combate al fentanilo es una cuestión de seguridad nacional, ante una epidemia que deja más de 100.000 muertes anuales en su territorio.
Un caso con repercusión global
Apodado también “El Chino”, “Pancho” y “Nelson Mandela”, Brother Wang utilizaba múltiples identidades y pasaportes falsos para moverse entre Asia, Europa y América sin levantar sospechas. Su organización, con sede operativa en Los Ángeles y Atlanta, mantenía conexiones con redes de distribución en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, lo que refuerza la magnitud de su alcance.
Zhi Dong Zhang, cuya historia combina espionaje, corrupción y narcotráfico, podría enfrentar cargos por tráfico de drogas, lavado de activos y asociación criminal, con penas que superan los 30 años de prisión en Estados Unidos.
Por ahora, el destino de “Brother Wang” depende de las decisiones de La Habana, que se encuentra en una posición estratégica entre la presión de Washington y las gestiones diplomáticas de México.
Mientras tanto, su detención en territorio cubano revela el papel inesperado de la Isla en la cacería global contra el fentanilo, una crisis que ya trasciende fronteras y que pone de relieve los vínculos del Caribe con el narcotráfico internacional.
(Con información de El País y Martí Noticias)
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