Vecinos de la barriada de La Víbora, en el municipio habanero de 10 de Octubre, despertaron la víspera con un panorama desolador: cuatro postes de ETECSA derribados, cables esparcidos por el suelo y toda la zona sin servicio de telefonía ni conexión a internet. El hecho, reportado inicialmente por el perfil LaTijera, ocurrió en la intersección de Heredia y Carmen, cuando un camión de volteo circuló por la calle con el mecanismo de descarga completamente levantado, golpeando los postes uno tras otro.
Según los testigos citados por LaTijera, el camión —que no mostraba chapa visible en la parte trasera— avanzó de manera imprudente hasta impactar contra la primera estructura. El golpe provocó un efecto dominó que terminó por tumbar cuatro postes consecutivos, dejando colgando cables de telefonía fija, líneas de datos y servicios asociados. El estruendo alertó de inmediato a los vecinos, quienes salieron a la calle y se encontraron con la escena del desastre.
A pesar de los gritos y reclamos de quienes presenciaron el impacto, el chofer se dio a la fuga, acelerando sin hacerse responsable del daño causado. Los residentes denuncian que no es la primera vez que vehículos estatales o privados circulan con volteos, grúas u otros mecanismos sin asegurar, ocasionando peligros graves para la población.
El corte de los postes dejó al barrio completamente incomunicado, afectando tanto a familias como a pequeños negocios que dependen de la conexión para su trabajo diario. Para muchos, el incidente es la prueba más reciente de una cadena de irresponsabilidades al volante que rara vez tienen consecuencia. “Después nadie responde. Los postes quedan así semanas y el problema lo pagamos los mismos vecinos”, dijo un residente citado por LaTijera.
La situación se agrava en un contexto donde los servicios de comunicación ya presentan serias dificultades por falta de mantenimiento, materiales y respuesta. La caída de cuatro estructuras en una sola calle revela la vulnerabilidad de la infraestructura de ETECSA, así como la falta de rigor en el control de vehículos que transportan cargas especiales o mecanismos elevados.
Hasta el momento no se conoce la identidad del conductor ni si las autoridades han iniciado una investigación formal. Lo único seguro es que, una vez más, la negligencia termina perjudicando a una comunidad entera, que ahora espera una solución rápida para recuperar la comunicación perdida.
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