Prosigue el descaro del castrismo: cúpula disfruta, pueblo sufre
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 27 de octubre de 2025
Mientras el oriente cubano se prepara para el embate de un huracán que podría ser histórico, el gobierno vuelve a sacar del cajón su discurso reciclado: “corregir distorsiones”, “reimpulsar el país” y “rectificar errores”. Frases que ya suenan tan huecas como el refrigerador del cubano de a pie.
Una vez más, el régimen intenta vender humo en medio del desastre. No hay comida, no hay electricidad, no hay medicinas y... ¡tampoco hay rumbo!. Pero ahí están los burócratas, los mismos que llevan sesenta años arruinándolo todo, hablando de “reformas estructurales” que nunca llegan y de “nuevas estrategias” que solo cambian de nombre, no de esencia.
Desde los tiempos del “Perfeccionamiento Empresarial” de los 90 hasta el “Ordenamiento Monetario” de hace unos años, cada plan económico del castrismo ha sido un parche mal puesto sobre un sistema que ya no tiene arreglo. Lo saben ellos, lo sabe el pueblo y lo saben hasta los que viven del cuento en las instituciones.
Fidel, Raúl, Díaz-Canel… distintos rostros, el mismo guión. Cuando el país se cae a pedazos, se inventan una comisión, un programa o un congreso para hablar de “ajustes necesarios”. Pero el resultado es siempre el mismo: el pueblo más pobre, la élite más rica.
Porque las “distorsiones” de las que hablan no son casuales, son su negocio. Son ellos los que las crean para mantener el control, para asegurarse de que el cubano común jamás pueda vivir sin depender del Estado.
Mientras el cubano de a pie hace colas eternas por un poco de pan, los hijos de los jerarcas inauguran restaurantes en Miramar y viajan a Cancún. Mientras los viejos hacen milagros para comprar medicinas, los nietos de la cúpula beben champán en los clubes de moda. Y mientras los barrios se inundan, los ministros publican discursos sobre “resistencia creativa”.

No es el pueblo quien distorsionó la economía, son ellos: los que cambiaron productividad por propaganda, trabajo por sumisión, futuro por poder.
Hablan de “reimpulsar el país” como si no fueran los mismos que lo paralizaron. Dicen que van a “corregir los errores”, pero nunca se miran al espejo. Porque corregir de verdad implicaría desmontar el sistema entero: la corrupción, el monopolio, la represión, el miedo.
Y eso, todos lo sabemos, jamás lo harán.
Por eso cada vez que anuncian un nuevo plan, el pueblo ya no escucha. La esperanza se fue junto con la fe en los discursos. Lo único que queda es la certeza de que no habrá cambio mientras los que dirigen el país sigan siendo los mismos que lo destruyeron.
Hablan de “corregir distorsiones”, pero la mayor distorsión de Cuba es que quienes deberían rendir cuentas, siguen dando órdenes.
Fuente: La Tijera