Estados Unidos llevó a cabo a inicios de este mes una operación encubierta con drones contra una instalación portuaria en la costa de Venezuela, en una acción que marca un punto de inflexión en la estrategia de presión de Washington sobre el régimen de Nicolás Maduro. De acuerdo con fuentes familiarizadas con el asunto, la operación fue ejecutada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y tuvo como objetivo una infraestructura presuntamente utilizada por redes del narcotráfico.

La instalación atacada era un muelle remoto que, según evaluaciones del Gobierno estadounidense, servía como punto de almacenamiento de drogas y de transferencia hacia embarcaciones con destino internacional. Al momento del ataque no se encontraban personas en el lugar, por lo que no se registraron víctimas. El operativo contó con apoyo de inteligencia de fuerzas especiales de Estados Unidos, lo que confirma la coordinación entre distintas agencias en la región.

Aunque la Casa Blanca no ha ofrecido detalles oficiales, el presidente Donald Trump aludió públicamente a la operación en declaraciones recientes. En una entrevista a finales de diciembre, el mandatario mencionó la destrucción de una “gran instalación desde donde salen los barcos”, y días después precisó que se trataba de un área portuaria utilizada para cargar drogas. Sin embargo, evitó aclarar si la acción fue ejecutada por las Fuerzas Armadas o por la CIA.

Este ataque representa la primera operación conocida de Estados Unidos contra un objetivo terrestre dentro de Venezuela, lo que podría elevar significativamente las tensiones diplomáticas entre ambos países. Hasta ahora, las acciones estadounidenses se habían limitado a interceptar y destruir embarcaciones sospechosas de narcotráfico en aguas internacionales del Caribe y el Pacífico oriental.

En el marco de esta ofensiva, Washington ha informado de la destrucción de más de 30 barcos vinculados al tráfico de drogas y ha reforzado un cerco marítimo sobre petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela. Trump ha defendido estas medidas como parte de una campaña más amplia contra el crimen organizado transnacional, aunque altos funcionarios han reconocido que el objetivo político es aumentar la presión sobre Maduro.

Fuentes cercanas a la operación señalaron que, si bien el ataque logró inutilizar la instalación y varias embarcaciones, su impacto práctico fue limitado, ya que los narcotraficantes utilizan múltiples puntos de salida a lo largo de la costa venezolana. No obstante, el mensaje político y estratégico es claro: Estados Unidos está dispuesto a ampliar el alcance de sus acciones.

A principios de año, la administración Trump amplió las facultades de la CIA para realizar operaciones en América Latina, incluyendo territorio venezolano. Paralelamente, funcionarios de alto nivel han comparado la lucha contra el narcotráfico con la estrategia empleada contra organizaciones terroristas tras el 11 de septiembre.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, llegó a calificar a los grandes carteles como “narcoterroristas”, asegurando que serán combatidos con la misma precisión utilizada contra al Qaeda. Mientras tanto, el Gobierno venezolano no ha reaccionado oficialmente a la información sobre el ataque, y Maduro continúa sin mostrar señales de ceder ante la presión internacional.

(Con información de CNN)

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