Un ataque aéreo ruso en la localidad rural de Yarova, en la región de Donetsk, causó la muerte de al menos 21 personas mientras esperaban para cobrar sus pensiones, denunció el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. El mandatario calificó el hecho como “terrorismo puro” y pidió una respuesta más contundente de la comunidad internacional.
Según el testimonio de las autoridades locales, el ataque se produjo en el momento en que decenas de personas se encontraban reunidas en un punto de pago estatal. La ofensiva convirtió en tragedia lo que debía ser un trámite rutinario para los jubilados de la zona. “No hay palabras… Mis condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas”, expresó Zelenski a través de su cuenta en X.
El presidente ucraniano señaló que este tipo de ataques buscan sembrar el terror entre la población civil y no tienen ninguna justificación militar. Asimismo, exhortó a Estados Unidos, la Unión Europea y el G20 a imponer medidas más duras contra Moscú: “El mundo no debe permanecer en silencio ni inactivo. Se necesitan acciones firmes para que Rusia detenga la muerte”.
Mientras tanto, Kiev confirmó que continúa recibiendo apoyo militar europeo, principalmente en forma de proyectiles de artillería, pero insiste en que sus defensas aéreas siguen siendo insuficientes para frenar ataques de esta magnitud.
El mismo día del ataque en Donetsk, Ucrania reveló que el misil ruso Iskander que impactó el domingo en la sede del Gobierno en Kiev contenía múltiples piezas de origen extranjero. Vladislav Vlasiuk, asesor de la presidencia ucraniana en materia de sanciones, informó que en los restos del proyectil se hallaron al menos 35 componentes fabricados en Estados Unidos, además de piezas procedentes de Japón, el Reino Unido y Suecia.
Según Vlasiuk, el hallazgo demuestra la persistente capacidad de Moscú para eludir sanciones internacionales y acceder a tecnología crítica a través de intermediarios. No obstante, también destacó que Rusia ha incrementado la incorporación de piezas de producción nacional y bielorrusa, lo que indicaría un esfuerzo por reducir su dependencia de proveedores occidentales.
Entre las empresas mencionadas figuran la japonesa Fujitsu y las estadounidenses Texas Instruments, Analog Devices y Altera, cuyos productos habrían terminado en sistemas de misiles empleados contra Ucrania.
Mientras Ucrania denuncia el bombardeo contra civiles, Rusia aseguró haber derribado 31 drones ucranianos en distintas regiones de su territorio durante la misma jornada. El cruce de acusaciones y ataques muestra la persistente escalada del conflicto, que este año ha estado marcado por ofensivas más agresivas en áreas pobladas y un creciente número de víctimas civiles.
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