En un trágico suceso ocurrido en Hamilton Township, Nueva Jersey, Claribel Torres y su hija de 10 años, Evangelina Velásquez, fueron encontradas muertas por heridas de bala, presuntamente a manos del novio de Claribel, quien posteriormente se quitó la vida con la misma arma.
Las autoridades respondieron a una llamada al 911 poco antes de las 4 a.m. y al llegar encontraron a los tres sin vida dentro del domicilio ubicado en la cuadra 200 de Henry Street.
El padre de la niña confirmó la identidad de su hija y expresó su dolor: “Mi única hija. Fuerte como yo… Siempre fue muy inteligente”. Evangelina era estudiante de cuarto grado y disfrutaba actividades como la natación, según declaró a medios locales. Otros dos niños que estaban en la casa resultaron ilesos, aunque su relación con las víctimas no fue aclarada.
El Grupo de Trabajo de Homicidios del condado Mercer junto con la Policía de Hamilton continúan investigando las circunstancias de este triple tiroteo. El alcalde de Hamilton manifestó su pesar ante la comunidad: “Nuestra comunidad está de luto por una tragedia inimaginable que involucra la muerte prematura de tres personas, incluida una niña de 10 años”. Este hecho se suma a la alarmante frecuencia de episodios de violencia doméstica en Nueva York y sus alrededores, donde a diario se reportan cientos de incidentes que van desde abusos verbales hasta agresiones físicas y homicidios.
La violencia en los hogares de la región se ha cobrado la vida de múltiples víctimas en los últimos meses. En abril, por ejemplo, Dwayne Valentine fue apuñalado hasta morir por su novia en El Bronx, y en Long Island un adolescente asesinó a su abuela y lesionó gravemente a su madre durante una disputa familiar.
Casos similares han sido reportados en Queens, Harlem y otros barrios de Nueva York, involucrando asesinatos cometidos en contextos de celos, maltrato infantil y conflictos familiares graves. En muchas ocasiones, las víctimas son menores o personas vulnerables y los agresores terminan suicidándose o enfrentando largas condenas.
Estos hechos reflejan una problemática constante y profunda en la región, que pone en evidencia la urgencia de fortalecer los mecanismos de prevención, protección y apoyo a las víctimas de violencia doméstica.
Además, muestran la necesidad de aumentar la conciencia pública y el compromiso comunitario para evitar que más vidas sean arrebatadas en entornos que deberían ser seguros. La muerte de Claribel y Evangelina se suma tristemente a una lista creciente de tragedias que exigen una respuesta integral y decidida de las autoridades y la sociedad.
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