Jenni M. Taboada es una madre cubana que se ha convertido en una voz firme de protesta contra el régimen cubano, denunciando públicamente los abusos, la represión y las injusticias que sufre tanto ella como su familia.
Su activismo no nace de la política, sino del dolor; el sufrimiento de ver a su hijo injustamente encarcelado y a sus hijas amenazadas por una dictadura que no perdona la disidencia.
Jenni no es una figura pública tradicional ni una líder de organización alguna. Es una madre del pueblo, de las muchas que en Cuba han perdido el miedo. En sus redes sociales ha hecho constantes denuncias sobre el hostigamiento que vive su familia por parte de las autoridades. Uno de los hechos más recientes que la llevó nuevamente a alzar su voz fue la agresión que sufrió una de sus hijas, atacada por cinco mujeres, sin un motivo claro.
Según relata Jenni, su hija no tiene problemas con nadie y no entiende la razón de tal violencia. Lo más preocupante es que el incidente ocurrió en un lugar donde un funcionario de la policía , identificado como jefe de sector, se encontraba firmando documentos.
A pesar de estar presente, este oficial no intervino ni mostró preocupación alguna por la víctima. Vecinos testificaron que vieron al oficial en el sitio y sin embargo, guardó silencio ante el ataque, lo que despierta serias sospechas de complicidad o, como mínimo, de negligencia intencionada.
Jenni no cree en casualidades. Con coraje declaró públicamente: “Hago responsable a esta dictadura de cualquier cosa que le suceda a mis hijos y familiares”. Y añadió una advertencia con el tono de quien no piensa retroceder: “No se atrevan con mis hijas”.
Pero su lucha no termina ahí. El núcleo de su protesta más profunda es su hijo, quien se encuentra preso en Cuba en lo que ella considera un acto de injusticia total. Aunque las autoridades no han dado razones transparentes, Jenni denuncia que se trata de una detención política disfrazada, represiva y arbitraria. Para ella, su hijo está pagando el precio de su activismo, y eso es algo que ninguna madre debería tolerar.
Jenni M. Taboada sigue denunciando con nombre y apellido a los responsables, sin miedo, exigiendo justicia y libertad. Su lucha es una de las tantas que resuenan en la Isla, donde cada vez más voces se atreven a romper el silencio.
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