El número de canadienses que viajan a Estados Unidos ha disminuido notablemente, contribuyendo a la ampliación del déficit de viajes del país, que ya supera los 50 mil millones de dólares. Este fenómeno no solo refleja preocupaciones económicas, sino también una creciente desconfianza en el entorno político y social estadounidense.
Expertos atribuyen esta disminución a diversos factores, como la desfavorable tasa de cambio, las políticas migratorias restrictivas y un clima político tenso. La percepción de Estados Unidos como un destino menos acogedor ha aumentado en los últimos años, en parte debido a medidas restrictivas impuestas a viajeros extranjeros, detenciones de alto perfil y mayores tiempos de espera para la obtención de visas.
A esto se suma la postura política del gobierno estadounidense, que en ocasiones ha generado fricciones con aliados cercanos como Canadá. Las declaraciones de políticos sobre la posible anexión de Canadá han contribuido a un distanciamiento entre los viajeros de ambos países.
La Asociación de Viajes de Estados Unidos ha manifestado su preocupación por la disminución de visitantes extranjeros, destacando que esta tendencia afecta gravemente a la economía. La organización, que representa a aerolíneas, hoteles y agencias de viajes, señala que la pérdida de turistas internacionales impacta directamente en sectores que dependen de estos ingresos.
El gasto de los visitantes internacionales en EE. UU. representa una parte significativa de las exportaciones de bienes y servicios del país. Sin embargo, la brecha entre lo que los estadounidenses gastan en el extranjero y lo que los extranjeros gastan en EE. UU. sigue aumentando, lo que agrava el déficit de viajes.
Muchos canadienses han optado por destinos alternativos, como México y el Caribe, en lugar de viajar a Estados Unidos. Datos de Statistics Canada revelan una disminución del 13% en los vuelos de regreso a Canadá desde EE. UU., mientras que los viajes en automóvil han caído un 23%. La reducción en la demanda hotelera en ciudades fronterizas como Bellingham y Niagara Falls también sugiere una menor afluencia de turistas canadienses.
En respuesta a estas tendencias, aerolíneas canadienses como Flair han cancelado rutas a ciudades estadounidenses con baja demanda, mientras que WestJet ha reportado un cambio en las reservas hacia destinos más cálidos fuera de EE. UU.
Otro factor que podría estar influyendo en la caída del turismo extranjero son las crecientes advertencias de viaje emitidas por países europeos. Alemania, Reino Unido, Francia, Dinamarca y Finlandia han aconsejado a sus ciudadanos que tomen precauciones al visitar Estados Unidos, citando preocupaciones de seguridad y políticas discriminatorias.
La incertidumbre política y las regulaciones migratorias más estrictas han generado inquietud en viajeros internacionales, especialmente aquellos cuya identidad de género o nacionalidad podrían complicar su entrada a EE. UU. En algunos casos, se ha recomendado a los viajeros contactar con las misiones diplomáticas estadounidenses antes de su viaje para conocer los requisitos de entrada.
La disminución del turismo extranjero no solo afecta económicamente a Estados Unidos, sino que también daña su reputación como destino acogedor. La profesora Carolin Lusby, de la Universidad Internacional de Florida, advierte que una vez que la imagen de un país se deteriora, puede ser difícil recuperar la confianza de los viajeros internacionales.
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