Los diez balseros cubanos que fueron rescatados frente a las costas mexicanas por el crucero Enchantment of the Seas, evitando lo que pudo ser una tragedia en altamar, podrían obtener una visa humanitaria y permanecer en tierras aztecas.
La travesía de estos ocho hombres y dos mujeres derivó en una odisea pues luchaban por sobrevivir en una embarcación precaria, sacando agua con lo que tenían a mano mientras pedían auxilio agitando un pulóver.
La intervención de la tripulación del crucero, que desvió su ruta por la presencia de los huracanes Humberto e Imelda, fue decisiva para salvar sus vidas.
Los cubanos fueron desembarcados en el muelle Costa Maya, en Mahahual, Quintana Roo, donde la Secretaría de Marina (Semar) confirmó que, aunque mostraban signos de desnutrición, se encontraban en buen estado de salud.
Tras su llegada, el Instituto Nacional de Migración (INM) inició los procedimientos para su identificación, protección y regularización migratoria. Los rescatados han expresado su intención de permanecer en México y podrían recibir visas humanitarias o incluso solicitar la condición de refugiados, abriendo la puerta a una nueva vida lejos de la crisis que empuja a miles de cubanos a arriesgarlo todo en el mar.
Este episodio también revela un contraste con la política migratoria de Estados Unidos, donde la administración actual ha endurecido las medidas: los balseros interceptados por la Guardia Costera son devueltos casi siempre a Cuba, y quienes logran llegar a tierra enfrentan el riesgo de deportación, salvo que puedan probar un caso sólido de asilo político.
La travesía marítima sigue siendo una vía desesperada para muchos cubanos que buscan escapar de la escasez y la falta de libertades, aunque las operaciones de la Guardia Costera y las medidas de seguridad han reducido parcialmente el flujo irregular.
El rescate no solo destaca la vulnerabilidad de quienes huyen en balsas, sino también la coincidencia de factores que salvaron sus vidas, desde la desviación de un crucero hasta la rápida respuesta de las autoridades mexicanas. Historias como esta muestran la mezcla de peligro, esperanza y solidaridad que rodea la migración por mar en el Caribe.
Los diez cubanos ahora enfrentan un futuro con posibilidad real de reinventarse en México, lejos del riesgo mortal del mar y de políticas migratorias restrictivas. Su historia se convierte en un recordatorio de que, a veces, un acto de humanidad puede cambiar el rumbo de la vida de quienes más lo necesitan.
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