Vecinos del emblemático barrio capitalino describen un panorama dantesco: montañas de basura acumuladas durante días, aguas albañales corriendo libremente por las calles y enjambres de mosquitos, cucarachas y moscas propagando enfermedades.
La zona, conocida por su historia, su arquitectura y su importancia cultural, hoy se ha convertido —como dicen los residentes— en “Basuritán del Vedado”.
Un usuario que compartió imágenes y testimonios con La Tijera asegura que su familia completa se encuentra enferma con el virus que está afectando actualmente a gran parte de la población cubana. “Esto no es un caso aislado, Juan —nos dice—. Es en todas las calles del Vedado. Nadie recoge nada, nadie responde. Estamos viviendo entre la basura.”
El mensaje, aunque cargado de humor amargo, refleja una realidad insoportable: “Esta es la imagen viva de la Obra de la Robo-ilusión, la Bienal de la Miseria y el Abandono”, ironiza el denunciante.
Lo que antes fue símbolo de modernidad y elegancia habanera, hoy muestra las grietas profundas de una ciudad que se desmorona entre la desidia y la falta de gestión. Los vecinos aseguran que las autoridades locales hacen caso omiso a las reiteradas quejas y que, en muchos casos, los camiones de recogida no pasan durante semanas.
Mientras tanto, los vertederos improvisados se multiplican y los niños juegan cerca de la suciedad, expuestos a enfermedades. Los olores pestilentes se sienten a cualquier hora y las ratas corretean entre las aceras rotas.
En medio del caos, los vecinos se preguntan lo mismo que miles de cubanos en todo el país:
¿Hasta cuándo el abandono y la insalubridad?
¿Hasta cuándo la indiferencia oficial ante una crisis sanitaria y ambiental que amenaza la vida de todos?
El Vedado, que una vez fue orgullo de La Habana, hoy se hunde en su propio abandono. Un barrio que grita por auxilio, mientras sus habitantes sobreviven entre basura, mosquitos y desilusión.
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