Una vez más el actor y dramaturgo cubano Yunior García Aguilera, responde a los cientos de ataques que recibe en redes sociales por su posición crítica al gobierno de la isla.
García Aguilera, vuelve con una extensa reflexión sobre la necesidad de cambios políticos en Cuba, y el origen de la radicalización de sus pensamientos:
“No necesito un curso para saber que mi país necesita cambios de manera urgente. No tiene que venir nadie de la CIA o del Pentágono a decirme lo que debo hacer como cubano digno”, advierte en su análisis publicado en Facebook.
El también actor, deja claro: “Yo no creo en el modelo que nos imponen desde el partido único. No creo. ¿Qué me van a hacer?”.
A partir de allí, enumera varias razones y experiencia de su vida que formaron en él un pensamiento radical de cambios:
"Dejé de creer a pesar de pasarme seis años de mi infancia siendo alentado a gritar cada mañana que sería comunista como el Che. Dejé de creer a pesar de todas esas clases donde los maestros intentaban convencernos de que la Historia de Cuba toda, se resumía en "la lucha del movimiento obrero por alcanzar el poder" y que el partido único era la "vanguardia de la sociedad". Dejé de creer cuando me tocó ser delegado al décimo Congreso de la FEEM y descubrí que todo era mentira, un fraude absoluto donde la UJC asignaba los temas y ensayaba las intervenciones para que la actividad les quedara bonita frente a su Comandante", cuenta.
"Dejé de creer cuando les gritaban Pin Pon Fuera a los 10 000 cubanos que se asilaron en la embajada del Perú y a todos los que se fueron después por el Mariel. Dejé de creer cuando me venían al recuerdo imágenes de mis vecinos lanzando huevos contra la puerta de otro vecino. Dejé de creer cuando revisité los videos del juicio a Ochoa. Cuando mis primos y mis tíos se fueron o intentaron irse en balsas. Cuando escuché el audio de los pilotos que tumbaron dos avionetas civiles en el mar, cuando ya iban en retirada.
Dejé de creer cuando vi los testimonios de los sobrevivientes del Remolcador 13 de Marzo. ¿Cómo es posible que casi nadie en Cuba sepa sobre la muerte de esas personas, de esos niños? ¿Cómo es posible que al saberlo alguien con un mínimo de humanidad se atreva a justificar aquel crimen?", expone entre otras ideas.