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'Los CDR no existen porque hace mucho tiempo no hacen nada”: Cubanos arremeten contra la celebración del 28 de septiembre.

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 29 de septiembre de 2025

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Este 28 de septiembre, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) cumplieron 65 años de existencia, pero lejos de celebrarlo con la misma fuerza que en sus primeros años, la organización enfrenta una crisis de relevancia y funcionamiento. En Holguín, el vecino Carlos Valdés expresa lo que muchos piensan: “Murió la flor, se acabó todo. Los CDR no existen porque hace mucho tiempo no hacen nada”. Un sentimiento generalizado que refleja el desinterés por una estructura que alguna vez fue la base de la vigilancia y organización comunitaria en Cuba. Hoy, los CDR son percibidos como un esqueleto burocrático sin utilidad, con poca presencia y relevancia en las comunidades.

El contraste entre el pasado y el presente es notorio. Ernesto Pérez, un vecino de Alcides Pino, recuerda la época en que el 28 de septiembre era sinónimo de fiesta colectiva: “Te daban cerveza, viandas, cárnicos para hacer la caldosa… pero la fiesta se acabó porque no dan comida para celebrarla”. La escasez y la crisis económica han reemplazado a los festejos, dejando a los cubanos con el vacío de promesas incumplidas.

Por su parte, Arelis González, residente en El Llano, recuerda cómo las celebraciones de antaño incluían recursos para compartir entre vecinos, como cerveza, dulces y adornos para las cuadras. Pero, hoy en día, todo eso parece un recuerdo lejano. La realidad es que el alto costo de la vida y la inflación han minado las posibilidades de organizar eventos comunitarios. Marta Rodríguez, de Ramon Quintana, resalta la dramática realidad: “No hay fiesta porque el presidente del CDR dice que no le dan recursos”, y lamenta que incluso la ayuda vecinal no ha sido suficiente para organizar algo.

Los CDR alguna vez fueron símbolos de compromiso y participación activa, como lo recuerda Ricardo Fuentes: “En los CDR antes había hasta trabajo voluntario… pero ya eso hace mucho que se acabó”. Las actividades vinculadas a la organización se han desvanecido, mientras la cotización mensual es lo único que sigue vigente, aunque también bajo sospecha. Jesús Cisneros, desde Holguín, cuestiona qué pasa con los fondos: “Nunca he visto que con ese dinero hayan arreglado ni un bombillo del alumbrado”. La sensación de que el dinero se “traga la tierra” refleja la desconfianza generalizada.

Hoy, los CDR, nacidos el 28 de septiembre de 1960 como “la mayor organización de masas del país”, se han convertido en una sombra de lo que fueron. Como opina Marisela Torres: “¿CDR hoy? La palabra que me viene a la mente es ‘un fantasma’”. Aunque la organización sigue existiendo formalmente, su funcionamiento es mínimo, y la crítica sobre su inoperancia es cada vez más común. La escasez de proyectos y la falta de acción concreta en los barrios han dejado a los CDR en una posición de irrelevancia ante los problemas diarios de la población.

La crisis de los CDR no solo es un tema de percepción, sino una realidad reconocida oficialmente, con estructuras de mando incompletas y un funcionamiento interno insuficiente. Esto ha llevado a la desilusión de muchos, quienes consideran que la organización no tiene la capacidad de abordar los problemas fundamentales de las comunidades.


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