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Díaz-Canel culpa nuevamente a los campesinos por la escasez de alimentos mientras el sistema sigue sin cambios

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 29 de septiembre de 2025

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Este fin de semana, Miguel Díaz-Canel retomó su habitual gira propagandística en Mayabeque, una vez más señalando a los campesinos como los responsables de la escasez de alimentos en Cuba. En un video compartido en X, el mandatario soltó otra de sus frases recurrentes: “Siempre que visitamos buenas experiencias reflexionamos sobre cómo hacer mejor las cosas: ¿Por qué unos rompen la inercia y otros no, si la adversidad desafía a todos por igual?” Las imágenes mostraban su recorrido por fincas "modelo", con cultivos de frutabomba, cerdos y otras producciones que el régimen exhibe como vitrinas, mientras que la mayoría de los campesinos sobreviven sin recursos y bajo el control centralizado del Estado.

No es la primera vez que Díaz-Canel sermonea a los campesinos. En mayo, durante el congreso de la ANAP, volvió a insistir en la idea de que “hay mucha tierra por cultivar”, ignorando que los productores no tienen libertad para sembrar sin trabas. Ninguna mención a los problemas reales: precios inflados de los insumos, falta de autonomía para comercializar, burocracia y prohibiciones absurdas impuestas por su propio gobierno.

El mandatario reconoció que en etapas anteriores el país contó con recursos que se desperdiciaron, pero evitó asumir responsabilidad alguna. En su discurso, todo queda en promesas y consignas vacías, mientras el campo sigue siendo víctima del modelo centralizado que lo condena a la improductividad.

La semana pasada, en otro de sus recorridos, Díaz-Canel volvió a hacer el ridículo con una de sus simplificaciones económicas, diciendo frente a un grupo de campesinos en Artemisa: “Si tenemos comida por la libre, obligatoriamente bajan los precios”. Esta simplificación burda ignora los verdaderos problemas del sector agrícola: desabastecimiento crónico, falta de fertilizantes, escasez de semillas y combustible, falta de mano de obra y los controles estatales que asfixian cualquier intento de producir.

Durante esa visita, Díaz-Canel apenas recorrió unas décimas de hectárea de boniato y plátano cultivadas por un productor local, presentadas como “ejemplo a seguir”. El mandatario insistió en que estas experiencias deben multiplicarse en todo el país, como si un par de parcelas fueran la solución mágica para alimentar a millones de cubanos.

La estrategia del régimen es clara: culpar al campesino y nunca al sistema. Mientras tanto, la realidad en los mercados habla por sí sola: precios altos, anaqueles vacíos y una población que lucha por encontrar algo para comer.

Los discursos de Díaz-Canel siguen siendo un circo de consignas, mientras que el campo cubano sigue sin libertad, sin inversión y sin futuro. La verdadera inercia no está en los campesinos, sino en un gobierno que se niega a soltar el control y dejar que la tierra produzca para los cubanos, no para las estadísticas propagandísticas.


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