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Colapso de agua mantiene a la capital cubana en crisis

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 29 de septiembre de 2025

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La crisis del agua en La Habana se agrava y la paciencia de los habaneros alcanza límites históricos. Este domingo, las autoridades reconocieron que, tras concluir lo que llamaron una intervención “final” en la conductora principal de Cuenca Sur, otra sección de la misma tubería colapsó, dejando aún más barrios sin agua.

Aguas de La Habana admitió públicamente que esta falla era previsible, pero argumentó que no podía hacer una inspección completa sin interrumpir el servicio de toda la ciudad, lo que habría afectado aún más a los municipios ya castigados por la escasez.

En otras palabras, se reparó una parte de la tubería con la esperanza de que el resto resistiera… y no lo hizo.

La empresa estatal intentó transformar la situación en un mensaje optimista. Aseguró que el colapso permitió identificar otros puntos críticos y reforzar el sistema, mientras fuerzas combinadas del INRH, Cubana de Acero, EMCOR-Cupet y Aguas de La Habana trabajan “sin descanso” en la reparación de la nueva sección dañada. Incluso se está interconectando parte de la red para mejorar el suministro en el sistema central.



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Pero la narrativa institucional choca con la indignación ciudadana. En redes sociales, los comentarios reflejan frustración, sarcasmo y cansancio: barrios completos llevan semanas sin agua, algunos hasta 40 días, y solo reciben pipas de manera limitada.

Ancianos, niños y personas vulnerables cargan cubos mientras esperan soluciones que no llegan. Muchos usuarios critican que, mientras ellos sufren, hubo rapidez para llenar piscinas de hoteles, evidenciando desigualdad en la gestión.

La falta de información clara es otro motivo de queja. Los habaneros exigen que los partes oficiales indiquen con precisión qué zonas serán abastecidas, y no solo mensajes de “grandes esfuerzos” o “alianzas poderosas”. Las protestas espontáneas han surgido en barrios como La Loma de Fumero, donde los vecinos golpearon calderos para visibilizar la crisis.

El diagnóstico es evidente: el sistema hidráulico de la capital está envejecido y saturado de parches. Las intervenciones siguen siendo reactivas, sin planificación preventiva, mientras los discursos optimistas chocan con la dura realidad de una ciudad que, día tras día, sigue sin agua y sin fecha clara de solución.

La crisis del agua en La Habana no es solo un problema técnico: es un reflejo del descontento ciudadano ante la inacción institucional y la desigualdad en el acceso a servicios básicos. Mientras los tubos se reparan y vuelven a colapsar, los habitantes permanecen en seco, esperando que finalmente la teoría se transforme en agua real en sus casas.


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