Descarga gratis nuestra App

Coca-Cola intacta de más de 70 años reaviva la memoria de una Cuba que ya no existe

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 21 de noviembre de 2025

Article feature image

El hallazgo de una botella de Coca-Cola de más de 70 años, todavía sellada y en perfecto estado, ha sorprendido a muchos cubanos dentro y fuera de la isla. La compartió en redes el espirituano Yois Cárdenas, mostrando el envase de cristal con su logo grabado y el color intacto del líquido, como si el tiempo no hubiera pasado.

El dueño de esta reliquia es Carlos Manuel Triana Gómez, quien la ha conservado durante décadas como un tesoro personal. En aquella época, tomarse una Coca-Cola costaba apenas 25 centavos: un lujo accesible, un gesto cotidiano de la Cuba que existió antes de que el monopolio estatal absorbiera el mercado y borrara incluso las marcas de las paredes.

Según Cárdenas, la botella nunca se ha abierto y quizá no exista otra igual en el país con su envase original. Es un pedazo de historia guardado en una estantería de Sancti Spíritus, lejos de vitrinas oficiales, pero lleno de memoria.

Sin embargo, esta botella no es solo nostalgia. Es una cápsula del tiempo que recuerda la vida de los cubanos antes de que el mercado desapareciera; antes de que “tomar refresco” dejara de ser elección y se convirtiera en rifa, cola interminable o simple ausencia.

No es la primera vez que el icónico símbolo estadounidense reaparece desafiando el olvido impuesto. En 2024 salió a la luz un viejo anuncio de Coca-Cola todavía visible en una pared de Santa Clara, sobreviviente a intentos de borrado y al paso de los años.

Para miles de emigrados, la Coca-Cola se ha transformado en algo más profundo que un refresco: un símbolo emocional de ruptura, cambio y dolor, una forma tangible de mirar atrás sin quedar atrapados. Una joven cubana radicada en Estados Unidos lo explicó así: “tomarse la Coca-Cola del olvido” no significa renunciar a Cuba, sino sobrevivir; asumir trabajos duros, recomenzar desde cero y enfrentar la distancia sin romperse.

Otra emigrada, desde Brasil, contó que, tras casi una década fuera, ya no extraña nada porque logró lo que millones sueñan: reunir a su familia en libertad. Su mensaje resonó con quienes cargan la culpa silenciosa de avanzar mientras su país queda detenido.

En Uruguay, un cubano recién llegado fue grabado tomando una Coca-Cola y llorando. Sentado en una cocina que no era suya, pero sí libre, confesó que nunca imaginó que una bebida pudiera remover tanto. Para él, ese sorbo significó una sola cosa: su vida había cambiado para siempre.

La botella intacta en Sancti Spíritus no solo conserva gas. Conserva una verdad que el régimen no logró borrar: hubo una Cuba donde la gente elegía qué tomar, qué comprar, qué soñar. Una Cuba enterrada, pero que a veces resurge para recordarnos que no todo fue apagones, colas y sobrevivencia.


Recomendado para ti

Tambien te puede interesar