Leydis Agüero Mena es una cubana de 32 años que se conmueve al recordar lo ocurrido, en tanto cuenta, desde una pensión en Costa Rica, lo que sucedió la noche del 23 abril, cuando una creciente del río Armila, conocido como Darién, despidió a decenas de cubanos.
"Todo sucedió en medio de un silencio sepulcral. Sin el más mínimo ruido, una creciente arrasó con las tiendas de campaña. Solo los gritos desesperados de auxilio me despertaron. Algunos lograron llegar nadando a la orilla, pero a la mayoría se los tragó la creciente", dijo a Diario de Cuba la antillana.
"Así como creció, el río bajó. A los 30 minutos las aguas estaban calmas de nuevo, pero nada pudimos hacer por salvar a nadie. Solo había cadáveres esparramados por las orillas", señaló esta persona que se salvó porque colocó su tienda en una pequeña loma.
Cuando todo se calmó, ella y otros buscaron sobrevivientes, pero solo encontraron los cuerpos, “diez contra los árboles, cuatro contra las rocas y algunos en las playas", recuerda.
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