Un grupo de senadores estadounidenses, liderados por Rick Scott, ha solicitado al presidente Joe Biden que niegue visas a los líderes de Venezuela, Cuba e Irán para asistir a la Asamblea General de la ONU. En la carta, firmada también por los senadores Tom Cotton, Joni Ernst, Marco Rubio y Markwayne Mullin, se insta a Biden a impedir que estos "dictadores" utilicen la plataforma de la ONU para difundir sus ideologías, las cuales, según los senadores, representan una amenaza significativa para la seguridad nacional de Estados Unidos y de sus aliados. Los legisladores argumentan que permitir su participación otorgaría legitimidad a regímenes autoritarios y pondría en riesgo la estabilidad global.
A continuación el texto en integro
Estimado señor presidente:
Le escribimos para expresar nuestra profunda preocupación por la posible asistencia de varias personas que representan una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos a la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Nueva York en septiembre. La presencia de varios líderes mundiales en esta asamblea plantearía graves problemas de seguridad para Estados Unidos y nuestros aliados. En concreto, la participación del presidente instalado por Jamenei, Masoud Pezeshkian, el dictador cubano Miguel Díaz-Canel y el narcodictador de Venezuela, Nicolás Maduro.
Mientras Irán libra una guerra por poderes y busca borrar a Israel de la faz de la tierra, el recién instalado presidente iraní Pezeshkian ha prometido públicamente continuar con las políticas de su predecesor, el “Carnicero de Teherán”, de atacar a Israel y a los Estados Unidos. Irán es directamente responsable del horrible ataque del 7 de octubre contra Israel y de los recientes ataques con cohetes que mataron a una docena de israelíes inocentes, incluidos niños, en un campo de fútbol en los Altos del Golán. Militantes respaldados por Irán también llevaron a cabo recientemente un ataque contra militares estadounidenses estacionados en la base aérea Al-Asad en Irak, hiriendo gravemente a cinco estadounidenses. En total, los militantes respaldados por Irán en Oriente Medio han matado a tres militares estadounidenses y herido a casi 200 desde el 7 de octubre.
El cubano Díaz-Canel, que heredó y ha mantenido la dictadura de Castro y la brutal opresión del pueblo cubano, tiene una historia de décadas de amenazar a Estados Unidos y albergar a sus peores enemigos, incluyendo permitir que la China comunista construyera una base de espionaje a 90 millas de Estados Unidos y recientemente organizara ejercicios militares con Rusia que llevaron submarinos rusos de energía nuclear a sólo millas de la costa de Florida.
Maduro, que está intentando activamente robarle una elección al pueblo venezolano y encarcelando a sus oponentes políticos para mantener su control ilegítimo del poder, ha abierto su país a enemigos de Estados Unidos como Irán, Rusia y la China comunista. El extenso historial de abusos de los derechos humanos de Maduro ha hecho que millones de personas huyan de su país, alimentando la crisis de inmigración ilegal en la frontera sur de Estados Unidos y empujando a decenas de criminales peligrosos a nuestro país, donde varios han sido acusados ??de crímenes atroces, incluidos asesinatos y violaciones, contra civiles estadounidenses inocentes.
Si bien la Asamblea General de las Naciones Unidas es un foro de diálogo y negociaciones diplomáticas, Estados Unidos siempre ha adoptado una postura de principios en contra de permitir que líderes extranjeros que amenacen nuestros valores e intereses participen en este evento en nuestro territorio. Por ejemplo, el presidente Ronald Reagan le negó una visa a Yasser Arafat en 1988 debido a su apoyo al terrorismo patrocinado por el Estado, y el presidente Trump le negó una visa al ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif. En este sentido, le instamos a que niegue las visas de entrada a los dictadores Pezeshkian, Díaz-Canel, Maduro y cualquier otro líder cuya presencia en la Asamblea General de las Naciones Unidas socave nuestra seguridad nacional.
Estados Unidos debe impedir que la Asamblea General de las Naciones Unidas se convierta en un escenario para que los líderes más malvados de la Tierra ganen credibilidad y promuevan sus peligrosas opiniones, que plantean amenazas significativas a la seguridad nacional de Estados Unidos y de nuestros aliados. Negar la entrada a los dictadores y locos reafirmaría nuestro compromiso de defender los principios de la libertad y la democracia, al tiempo que enviaría un mensaje claro de que nos oponemos firmemente a los regímenes opresivos que amenazan nuestra seguridad nacional.
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