Tal parece que Trump pretende dejar su impronta política en la toponimia y ha planteado que, cuando regrese a la Casa Blanca, Estados Unidos cambiará de nombre del golfo de México, que pasará a llamarse golfo de América —«qué nombre tan bonito». Esta afirmación le realizó durante una comparecencia que recogen medios internacionales. Cree que el cambio es «apropiado», en un intento por marcar distancia con un país, México, al que ha vuelto a instar a frenar el flujo de «millones» de migrantes.
Además, ha afirmado que no puede descartar a estas alturas que tenga que recurrir a medidas de presión militar o económica para poder controlar el canal de Panamá o el archipiélago de Groenlandia, un territorio ártico dependiente de Dinamarca y sobre el que el magnate se ha mostrado interesado hasta el punto de plantear su compra.
La propuesta de Donald Trump de cambiar el nombre del golfo de México al "golfo de América" es una muestra más de su estilo disruptivo (cambiar las reglas) y controvertido, caracterizado por planteamientos que, aunque a menudo inusuales, suelen buscar captar la atención mediática y marcar su huella política. La idea, según él, sería "apropiada" y serviría como una declaración simbólica para distanciar a Estados Unidos de México, un país que ha estado en el centro de sus políticas migratorias y económicas.
No es la primera vez que Trump expresa ambiciones territoriales inusuales. Durante su presidencia en 2019 manifestó interés en comprar Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca. Esta propuesta fue recibida con incredulidad y rechazo, tanto por los líderes daneses como por la comunidad internacional. A pesar de que fue descartada como inviable, Trump continuó defendiéndola como una "gran idea estratégica".
Ahora, al añadir el canal de Panamá a su lista de intereses económicos, plantea la posibilidad de ejercer "presión militar o económica" para controlar este crucial paso comercial, lo que refleja su enfoque de negociación agresivo y sin precedentes, asegurando que es China el que maneja ilegalmente el Canal y no Panamá.
Otra de sus ideas ha sido la construcción del muro fronterizo con México que él mismo costearía, aunque en realidad gran parte de ese muro fue financiada con fondos estadounidenses. La idea se convirtió en un símbolo de su política migratoria.
Pero el gran Donald no termina ahí: durante una rueda de prensa en 2020, Trump sugirió explorar el uso de desinfectantes inyectados en el cuerpo como tratamiento para el COVID-19, lo que generó confusión y críticas de la comunidad médica.
¿Y qué decir de su proyectado lanzamiento de una bomba nuclear contra huracanes? Según informes, Trump preguntó en reuniones si sería posible lanzar bombas nucleares para disolver huracanes antes de que llegaran a las costas de Estados Unidos. La idea fue rechazada categóricamente por expertos.
Después le dio por prohibir TikTok, una popular aplicación de origen chino, alegando preocupaciones de seguridad nacional. Este movimiento fue ampliamente criticado por considerarse un ataque a la libre competencia.
Declaraciones sobre el cambio climático: en múltiples ocasiones, Trump ha minimizado la gravedad del cambio climático, llegando a sugerir que el calentamiento global era un "engaño" creado por China para dañar la economía de Estados Unidos.
Enfrentamientos con aliados internacionales: Trump cuestionó el papel de la OTAN, sugirió que países como Alemania deberían pagar más por su defensa y en ocasiones adoptó un tono hostil hacia aliados históricos como Canadá y Francia. Incluso, llegó a plantear la idea de anexar Canadá a Estados Unidos.
No queda detrás el próximo ocupante de la Casa Blanca en cuanto al recrudecimiento de las políticas migratorias prometiendo implementar el "mayor programa de deportación masiva" en la historia de Estados Unidos, otorgando a las fuerzas locales y nacionales mayores poderes para arrestar a inmigrantes indocumentados.
Propone además imponer aranceles de hasta el 20% a todos los productos importados y del 60% a aquellos provenientes de China, con el objetivo de proteger la industria estadounidense.
Estas declaraciones y propuestas reflejan el enfoque impredecible y a menudo polémico de Trump, que, aunque genera reacciones divididas, sigue siendo un tema recurrente de debate político global. Si bien algunas ideas se limitan al plano retórico, otras han tenido un impacto significativo en la política y las relaciones internacionales.
Y la pregunta es: ¿le alcanzarán a Donald Trump cuatro años para materializar todas sus grandes ideas?
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