Con la salida "imprevista" de la unidad tres de la Central Termoeléctrica (CTE) Rente, en Santiago de Cuba, se agrava aún más la crisis energética en la Isla. Para el horario pico nocturno de este miércoles 30 de octubre se estima que el 44% de los cubanos estén en apagón total al desconectarse mil 400 MW por déficit de generación, noticia del Noticiero de Televisión emisión del mediodía.
La Unión Eléctrica (UNE) informó que la afectación principal se dará en la zona centro-oriental del país, pues el occidente y en especial La Habana estarán protegidos por la patana turca y la CTE "Antonio Guiteras" en Matanzas. Actualmente, hay múltiples averías en las unidades de las CTE Santa Cruz, Cienfuegos, Felton y Rente, las cuales se suman al mantenimiento de otras plantas en dichas localidades. Debido a las transferencias de energía hacia la región centro-oriental, esta zona es la más afectada, con apagones continuos que impactan tanto áreas rurales como urbanas.
La generación distribuida también sufre limitaciones: se encuentran fuera de servicio por combustible 70 centrales de generación distribuida con 406 MW y la patana de Santiago de Cuba con 89 MW, para un total de 495 MW.
La situación ha generado una fuerte reacción entre la población cubana, que expresa frustración y agotamiento ante lo que considera una gestión ineficaz de la UNE. Reynier Ricardo y David Labrada, entre otros usuarios, predicen una desconexión general del sistema, anticipando un colapso similar al reciente. La falta de planificación y la constante aparición de apagones han sido señaladas como causas de un deterioro de la calidad de vida.
En redes sociales, cubanos como Tony Naranjo Pampillo critican la corrupción y la falta de competencia en la gestión energética, apuntando a lo que consideran una “destrucción” del país. Otros usuarios denuncian un trato desigual en la distribución de la electricidad, señalando que La Habana parece priorizarse en comparación con las provincias orientales, que han soportado apagones más extensos. Martha Gómez Fernández expresó que las provincias centro-orientales han soportado “eternamente” el peso del déficit energético.
Usuarios como Duvier González señalan cómo los apagones impactan en el descanso y en la capacidad de trabajo, agravando las condiciones de vida de la población. El impacto psicológico de la situación se suma a las dificultades que enfrentan muchas familias para sobrellevar los cortes de energía. Para muchos, los apagones no solo interrumpen actividades básicas, sino que también afectan emocionalmente a la población más vulnerable, especialmente a los niños.
La resignación parece instalarse entre los cubanos, quienes ante la previsión de más apagones, ven el déficit como una parte rutinaria de su vida. Elvira González y Yanislei Sopeña relatan cómo la situación eléctrica afecta de manera negativa la vida diaria y Yorlandy Pérez expresa su desolación, diciendo que los apagones se han convertido en algo “normal” para los cubanos.
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