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Ulises Toirac: cuando el humor cubano se convierte en la mejor vacuna contra el mosquito y la tristeza

Redacción de CubitaNOW ~ martes 11 de noviembre de 2025

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En medio de un país donde los mosquitos parecen tener más poder que las instituciones de salud, Ulises Toirac vuelve a hacer lo que mejor sabe: transformar la preocupación en risa y la desesperanza en ternura.

Con su publicación “La cruz del gato”, el querido humorista cubano regaló a miles de seguidores un viaje entrañable a la infancia, a esos años donde bastaba la fe en una frase mágica para curar una picadura y espantar cualquier mal. “La cruz del gato, si no te mueres, te mato”, recordaba Ulises, con la gracia de quien convierte un simple ritual familiar en una lección de vida.

Toirac, conocido por su inteligencia humorística y su estilo único para mezclar lo serio con lo jocoso, volvió a conquistar las redes con una narración cargada de nostalgia, ironía y cubanía. En su relato, evoca a su madre —su “hechicera predilecta”— haciendo una cruz sobre una picada de mosquito con las uñas, mientras él, niño asmático y curioso, se preguntaba por qué un gato tendría cruz y quién era el que moría en el conjuro.

Detrás del chiste, asoma algo más profundo: la inocencia de una generación que creció creyendo en lo mágico, antes de que la adultez lo llenara todo de explicaciones.

Pero lo que convierte esta publicación en oro puro no es solo la anécdota, sino el contexto. En un momento en que el país vive brotes de dengue y chikungunya, y donde los cuerpos de guardia apenas pueden ofrecer “paracetamol, mucha agua y la cruz del gato”, como bromeó un seguidor, Toirac nos recuerda que el humor sigue siendo el mejor antídoto contra la desesperanza.

Los comentarios son una fiesta de empatía: “Yo también hago la cruz del gato”, “Mi abuela lo decía igualito”, “Ahora los mosquitos son los que nos dicen: si no te mueres, te mato”. Entre risas y recuerdos, la publicación se convierte en una catarsis colectiva donde el humor es un refugio ante la realidad.

Ulises no necesita chistes de escenario ni luces para hacer reír; basta su pluma y su autenticidad. En medio de apagones, epidemias y crisis, su voz sigue siendo esa chispa que ilumina lo cotidiano.

“Cierro los ojos a la evidencia científica”, confiesa en el texto, “y sigo protegiendo los rincones de mi alma donde sobreviven los vestigios de mi inocencia”.

Quizás por eso, más que humorista, Ulises Toirac es un sanador del alma cubana: con cada historia, nos recuerda que aún podemos reír, incluso cuando el mosquito pica… o la vida duele.



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